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86 Capítulo I — Cinco lustros sario recordar a todos y cada uno de los mismos hermanos, que pusieron a contribución sus personas y sus vidas para hacerla viable y posible. Dio sus frutos. Y mejorados los tiempos y los sistemas, puede seguir dándolos. 6. Apostolado Como ha ocurrido de ordinario en nuestra provincia, el capítulo cubrió toda el área de apostolado a la hora de la designación de cargos. En la vivencia del capítulo se oyó apreciar que no existía crisis en el ministerio, sino sólo en la predicación de misiones a fieles. El mal no era nuestro, sino de sectores mucho más extensos; casi se podía afirmar que era un pro­ blema de Iglesia, y desde luego de la jerarquía de España. Así lo entendía el mismo ministro general, cuando con fecha 1 de enero de 1968 dirigía una extensa y pensada circular sobre la predicación sagrada, tarea elemental en la vida franciscana. Es cierto que en el curso de pastoral se tenía en cuenta el problema, y se dictaban lecciones especializadas sobre las distintas formas de evan- gelización. Por su parte, la comisión de parroquias organizaba una reu­ nión plenaria en Lecároz por el mes de junio de 1967, y la junta de pre­ dicación reunía una magna asamblea en Estella en septiembre del mismo año para estudiar los temas «descristianización y ateísmo», explicado fun­ damentalmente por el seglar E. Miret Magdalena, y «actualización de los ejercicios de San Ignacio», por el P. Laborda. Sin embargo, se tiene la impresión de que el tema de los ministerios tradicionales y de la predicación extraordinaria de misiones pasó durante el trienio a segundo plano. Parece que se miraba más a ministerios nuevos, con emigrantes, gente del mar, hermanos constructores, experiencias de trabajo entre obreros, por ejemplo en Bilbao. Estas experiencias no eran fáciles. Así la vivida por los dos religiosos, que trabajaban en la región de Grenoble, y que fueron visitadas en junio de 1969 por el ministro pro­ vincial. También se tiene la impresión de dispersión de fuerzas en numerosos