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Trienio 1966-1969 85 La provincia hizo un esfuerzo para redondear la compra de algunos cam­ pos comunales y para realizar la carretera, que enlazaría el pueblo de Cizur Mayor con la carretera general. Al mismo tiempo, encargó a la junta de estudios que preparase un informe para dar a Cizur una solución conforme con la situación económica de la provincia. Dicho informe fue preparado, y desde él se caminó de momento a conseguir para nuestro seminario el carácter de colegio elemental reconocido, capaz de impartir los cuatro cursos de bachillerato oficial; el informe dejaba intactala cuestión del bachillerato superior. El consejo de ministros concedió el reconocimiento con fecha 24 de marzo de 1969. Era mucho para la primera casa de for­ mación de la provincia y para la evolución sucesiva. Pero el proyecto de Cizur quedó en vía muerta; aunque la provincia retieneel solar inicial, que ha sido afectado por una gran urbanización. Menos halagüeña era la situación del seminario de Fuenterrabía, cuyo profesorado desde principio del curso 1966 palpaba la precariedad de la subsistencia del mismo. A final de curso, el encargado de vocaciones expo­ nía la imposibilidad de conseguir aspirantes; los diez niños que terminaban el primer curso, seguirían el segundo en el instituto de la ciudad. Así su­ cedió en los cursos siguientes; hasta que en septiembre de 1971, después de un común acuerdo entre profesores y superiores de la provincia, el seminario de Fuenterrabía fue integrado provisionalmente en el de Alsa- sua. La realidad agostaba muchas esperanzas; pero resultaba insuperable. Tampoco era optimista la situación en la escuela profesional, pensada siempre como verdadero seminario para hermanos. A principio del curso escolar de 1966 se hallaba sin alumnos. No se puede pensar en desidia de los encargados. Era la sociedad la que sufría una penetrante transforma­ ción. La industrialización, la abundancia de puestos de trabajo bien retri­ buidos, la evolución en las creencias religiosas operaban sin descanso, cerrando caminos a jóvenes, que en otras circunstancias se encaminaban a la escuela. En cursos sucesivos acogió todavía algunos alumnos; pero sin la euforia de cursos precedentes. El problema se agravó en años sucesivos, al cambiar de rumbo algunos religiosos, colocados al frente de diversos cargos y talleres. Y la historia tiene estas ironías. Cuando estaba ya en declive la nuestra, llegaba a la provincia una invitación del secretariado nacional de formación profesional de la Iglesia para abrir una escuela de altura. En todo caso, la escuela de hermanos no puede ser menospreciada. Fue una experiencia en la que se puso mucha ilusión. Sobre todo, es nece

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