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80 Capítulo I — Cinco lustros la oposición a las formas tradicionales de vida, de cara a una renovación eclesial y religiosa. Quien no atienda a este contexto eclesial no se expli­ cará muchos datos que fueron apareciendo en nuestra provincia en el trienio que reseñamos. Quien no conceda suficiente importancia a estas observaciones, nece­ sariamente generales, que descienda al contexto y al clima que vivía la orden en esos mismos años. El decreto sobre la adecuada renovación de los institutos religiosos les había puesto en plan de revisión y acomodación a los tiempos nuevos. Resultaría aleccionador poder recoger en este momento los pasos dados en nuestra orden en este camino de renovación, sobre todo desde que se vio la necesidad de poner al día nues­ tra legislación, las constituciones, hasta la celebración del capítulo general extraordinario en agosto de 1968, con la promulgación de las mismas. Proceso de revisión vivido de cerca por la mayoría de los religiosos, y con el que se buscaba la renovación interior de nuestra vida franciscana y capuchina. En la tarea capitular, participaron por la provincia el P. Ri­ cardo Ezcurra, por accidente del provincial Miguel Juanicotena, y el P. Jacinto Elizondo, además de los curiales o pertenecientes a comisariatos y custodias, derivadas de la provincia. Este texto de las constituciones fue mandado traducir al castellano por la asamblea de provinciales, quienes recalcaron la peculiaridad del mismo, como iluminación de la regla y como fuente para descubrir nuestra vida de fraternidad, pluriforme y responsable. En la provincia fue tema de reflexión en todas las comunida­ des, en vez de la visita canónica que no pudo girar el Padre Provincial por su delicada salud. Se trató de una verdadera tarea de mentalización llevada a cabo por religiosos peritos y que no regatearon esfuerzo por situar a todos los religiosos en la vía de la renovación a tono con la Iglesia y con la so­ ciedad. Más aún, se dispensó a las comunidades de la solución de los acos­ tumbrados «casos» de disciplinas eclesiásticas para centrar la atención en el texto de dichas constituciones. Tema distinto es hasta dónde calaron en el fondo de los religiosos, o hasta dónde fueron atendidas en cuanto abrían horizontes de renovación religiosa. Ni debe desatenderse el contexto socio-político, vivido en España en estos años. Tiempo de indudable reactivación económica, con buen em­ pujón hacia una mayor prosperidad y acercamiento a la sociedad de con­ sumo. Pero también con fuertes condicionamientos, por ejemplo, en el terreno de la enseñanza, en el que se debe tener en cuenta el abandono

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