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Trienio 1963-1966 71 con 17 religiosos alaveses en el convento de Estella. El día 2 de octubre, de nuevo en Fuenterrabía con 46 religiosos de Guipúzcoa y de Vizcaya. En esta reunión y después de que cada uno expuso sus puntos de vista con entera libertad ante el padre provincial, se pasó a una votación: 44 votaron la separación; 2 votaron negativamente. Se informó de estas en trevistas al padre general, y el definitorio envió también sus puntos de vista en un documento oficial en el que no se oponía sino que estimaba conveniente la desmembración de las provincias civiles de Guipúzcoa y Vizcaya, a las que quedarían agregados los religiosos nacidos en dichas provincias. Con estos informes a la vista fue estudiado el asunto en la curia ge neral; con fecha 18 de diciembre de 1963 envió una respuesta en la que se resumía las quejas de los religiosos, y la postura del definitorio provin cia; se ponía también de manifiesto que desde hacía muchos años no se tenían quejas que indicaran la falta de paz y de unión entre los religiosos de la provincia. Después de prolongado examen de la cuestión, el defini torio general concluía: Pensamos que dicha división no es necesaria, ni conveniente ni oportuna. Al mismo tiempo aconsejaba el cultivo de la comprensión, del juicio ecuánime, la distribución equitativa de cargos, aten ción a fundaciones y cultivo de vocaciones, así como el estudio del idioma en las casas de formación. Esta respuesta no tranquilizó a algunos religiosos; la creyeron media tizada, incompleta, negativa; es difícil concretar las causas. El hecho es que el ministro general, P. Clementino de Vlissingen se decidió a inter venir personalmente por medio de una visita canónica, en la que todo religioso dijera su palabra, directa y personal, de viva voz y por escrito. La visita fue realizada en la última quincena de marzo y principio de abril de 1965. El padre general escuchó a los religiosos y recibió sus escritos. El definitorio general estudió y se asesoró. La respuesta es del día 12 de junio de 1965. Pretendía que el asunto quedase zanjado, y no en «meras palabras». La provincia debía continuar unida. La respuesta era definitiva; fruto de una visita canónica, llevada a cabo con normalidad y con com pleta información. Se reconocía la legitimidad del cultivo del euskera, la presencia de religiosos bien formados para los conventos situados en las dos provincias civiles citadas y el cultivo de las vocaciones. En lo tocante al estudio del idioma, el padre provincial encargó a cuatro prefectos de estudios, todos guipuzcoanos, que garantizasen en nuestros seminarios un
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