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54 Capítulo I — Cinco lustros adaptación. En plan más positivo los provinciales pensaron en la creación de un colegio interprovincial para cursar la pastoral; nueva muestra del penduleo entre lo propio y comunitario, y lo regional y diocesano. En esta reunión se pidió la creación de una casa interprovincial en Madrid. Petición repetida, que provocó serias fricciones con los superiores de Cas­ tilla, y que sería apostillada desde Roma: «Que no era conveniente insis­ tir en tal fundación» . No creemos necesario detenernos en la reunión de provinciales de 1961, ya que no aporta ninguna novedad para la marcha de la provincia. En la del 1962 celebrada en Fátima, coincidiendo con los días de las apa­ riciones y presididas por el procurador de la orden, P. Mauro de Grizzana, se insistió en problemas de disciplina, obediencia y austeridad, encargando singular rigor en el manejo del dinero; principio franciscano, que comen­ zaba a sufrir mella, a causa de las circunstancias cambiantes de la sociedad. No hallamos reunión de superiores locales de la provincia en 1960. La del 1961 se celebró en el mes de noviembre en la sala del noviciado de Sangüesa. La primera ponencia giró en torno a la oración mental, maitines a media noche y espíritu de pobreza en la comida. Y en ella el padre pro­ vincial no hizo sino recoger puntos de vista de los superiores, expresados con anterioridad. Se aprecia que en la provincia siempre se han dictado altos consejos de austeridad religiosa, y que han sido cumplidos por muchos religiosos. Otras ponencias versaron sobre las relaciones del superior con los superiores mayores y sobre la práctica de la virtud de la pobreza en nuestras casas y formas de vida. Finalmente, los superiores pudieron escu­ char un amplio informe elevado por la Junta de estudios sobre la ins­ talación de nuestras casas de formación. Pero esta ponencia necesitaba presentación. 4. Un problema acuciante: Alsasua-Lecároz El problema pudo luego adquirir mayor gravedad y acritud, pero ya desde estos años resultó muy complicado. Sin exageración, trajo a la pro­ vincia por la calle de la amargura durante todo el trienio. En resumen, se trataba de algo parecido a resucitar a dos muertos, y a darles nueva vida.

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