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Trienio 1960-1963 53 la Iglesia. No olvidemos que Juan X X III había anunciado la celebración de un concilio ecuménico, y que desde mayo de 1959 a mayo de 1960 se vivió la etapa ante-preparatoria del mismo. Desde el día 5 de junio de 1960 tra­ bajaba la comisión preparatoria y penetraba en la Iglesia el clima del acon­ tecimiento. El padre general se encargaba de recordarlo a la orden, pidien­ do preces. Dos obispos de la provincia estaban llamados a representarla en el mismo a su debido tiempo. En este clima, todavía no intenso y espectacular, para nuestras co­ munidades, se inició el segundo mandato del P. Florencio. En sus tres visitas canónicas fue reiterando su idea de perfección religiosa. Creemos obligado referirnos a la carta dirigida a raíz de la visita de 1961, ya que nos parece una radiografía expresiva de nuestra vida, con sus defectos y con sus virtudes: la exteriorización, el espíritu de independencia, el olvido de la caridad, el despego de lo capuchino le hacían preveer y temer una tenebrosa conclusión. Por otro lado, no dejaba de apreciar el celo por la observancia regular y deseos de revitalización en todos los terrenos. Para mantener y acrecentar estas virtudes y superar las sombras, actuó el definitorio provincial, que llegó a celebrar 27 sesiones de gobierno, al­ guna de ellas histórica para la vida de la provincia, a causa de los temas que tuvo que estudiar y resolver y que irán apareciendo a lo largo de esta síntesis. 3. Reuniones de superiores provinciales y locales Las reuniones de provinciales de España sirven de mirador para en­ tender los vaivenes de la marcha, y como termómetro de la renovación. Aunque se tiene la sensación de que viajaban con retardo, defendiendo de­ talles de costumbre y de Manual Seráfico, más que abriendo camino. Así la de octubre de 1960 celebrada en el convento de Ronda en la que todavía se vuelve sobre el uso del reloj para evitar cualquier precio­ sidad, o para reglamentar el uso de radio y televisión. Se concedió a los hermanos poder leer periódicos, y se nombró una comisión para revisar y adaptar el texto de «El capuchino retirado», el libro clásico para nuestros ejercicios espirituales. La avalancha de los acontecimientos hizo inútil esta