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50 Capítulo I — Cinco lustros Los conceptos de gastos e ingresos no varían mucho de los apuntados para los trienios anteriores. Siguen pesando en ingresos los conceptos de estipendios de misas, becas, algunos intereses, entregas de los conventos, ayudas del exterior. A los gastos de los colegios se unió el producido por la escuela profesional de hermanos. Y por supuesto, las obras realizadas en los conventos. Ahora bien, la contabilidad era rudimentaria, y resulta muy difícil en cada momento totalizar dichos gastos. Constan los intereses que se van pagando mensualmente a los bancos, pero nunca constan las cantidades recibidas en préstamo. Se puede suponer que la provincia se adeudó fuertemente para realizar dichas obras. Se nos oculta su capacidad real de adeudamiento, ya que no logramos precisar el valor de los bienes registrados a su nombre, sino sólo ese global movimiento de numerario, visto desde la economía provincial. Marginamos por completo las economías conventuales, con su fisonomía peculiar. Parece que se instó mucho durante el trienio a que los conventos cola­ borasen más activamente con la economía de la provincia. Se ganó terreno en esta colaboración, aunque desde la curia ponían de manifiesto la distan­ cia existente entre lo que se daba y lo que contribuían: colaboración a con­ ventos: 2.157,923,00 pts.; prestaciones de los conventos a la curia, 1.340.000,00 pts. De estas cantidades y datos elementales brota la sensación de que la provincia se desenvolvía con estrechez y que llegaba con dificultad a cubrir sus gastos, sin posibilidad de lanzamiento a empresas, incluso necesarias y urgentes. Oficialmente, la provincia podía considerarse necesitada y pobre. 10. Final del trienio El día 18 de mayo de 1960 convocaba el P. Florencio el capítulo pro­ vincial que estaría presidido por el padre general. Daba gracias a Dios por los beneficios derramados sobre la provincia, «negarlo sería cerrar los ojos a la luz del medio día». Se aludía indudablemente a la buena terminación de empresas importantes al buen enfilamiento de la vida religiosa. Se prescindía de balances, de reflexiones y de logros. También de análisis. Esto