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444 Capítulo V I I — Actividad en ultramar Con fecha del 19 de marzo, el padre provincial, Ricardo Ezcurra, es­ cribe a la custodia, a la vuelta del visitador, alegrándose «de las felices iniciativas de súbditos y superiores para incrementar el apostolado, sobre todo en el campo de la enseñanza y recluta de vocaciones para la orden». El padre provincial ordena cambiar las parroquias de Pangasinán por otras de habla tagala, que se tenga un especial cuidado en la selección y cul­ tivo de las vocaciones, y que no se acepte casa nueva si va a vivir en ella sólo un religioso. En lo que falta de trienio puede verse una puesta en marcha de es­ tas ordenaciones, en las que ha quedado clarificado el camino emprendido. En la escuela de Lourdes se levanta un cuarto piso, aumentándose así la cabida para 1.000 alumnos. En mayo de 1957 se deja La Ermita, entre­ gándola al arzobispado, y recibiendo a cambio un terreno con derecho a establecer allí una parroquia; pero la idea de los superiores va más lejos: se proyecta levantar allí una escuela privada, semejante a la de La Loma. El mismo año, en Pangasinán se deja Aguilar, y se concentran los misio­ neros en Salasa, desde donde se atiende a Bugallón. A estas fechas perte­ nece la ampliación de la casa de Tagaytay para ser habilitada como casa de formación; hay ya cuatro candidatos seleccionados para comenzar, tres para clérigos y uno para hermano no sacerdote. 3. Después del trienio 1954-1958 En 1958 es nombrado superior el P. Rogelio Unzueta. Para estas fechas, el personal de la custodia supera la treintena. Se trabaja seriamente en la implantación de la orden. En noviembre de 1958 aparece el primer número de una revista de propaganda vocaciones, The Troubadour. En julio de 1959 se bendicen las nuevas clases y la capilla privada para los seminaristas. En el seminario menor se estudian dos años de humanidades; y en 1959 hay ya 16 seminaristas, bajo la dirección del P. Manuel Re- mírez. En 1959 se inaugura el noviciado en la casa de Tagaytay; queda al frente el P. Sixto Galíndez con cuatro novicios; un año más tarde pro­ fesan tres de ellos, y vuelven a tomar el hábito otros tres candidatos. Al acabar el noviciado, los coristas pasan a hacer sus estudios de filosofía en el seminario mayor de Manila, residiendo en la casa de Mandaluyong. Ya está echado a andar un plan de formación.

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