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442 Capítulo V I I — Actividad en ultramar en la de Sta. Teresita, se traslada el 10 de febrero a la iglesia de La Lo­ ma, y el día 11 el padre custodio bendice privadamente la nueva iglesia. Las cartas de tres misioneros de Pangasinán, Martín Lorenzo Elizal- de, Miguel Antonio Cenoz y Sixto Galíndez, hablan de la dificultad del trabajo en aquella zona: falta de personal, acción guerrillera comunista de los «Huks», el apostolado protestante, etc. Pero no se alude a la dificultad real de la lengua que no permite trabajar fuera del área en que se mueven. En el trienio 1951-1954 dirige la custodia el P. Rogelio Unzueta. Apenas se notan cambios con respecto al trienio anterior, y fuera de un ligero aumento en el personal y de un notable incremento del culto en la nueva iglesia de Lourdes todo marcha por el viejo camino. Hay, sin em­ bargo, un hecho que llegará a tener importancia. Llega el ofrecimiento de seis parroquias en la diócesis tagala de Lucena. Hay que rechazarlo por falta de personal. Pero jugará un papel importante más adelante a la hora de la concentración de la custodia en área de habla tagala. 2. Trienio 1954-1958 Con el nuevo nombramiento, la custodia ha quedado bajo la direc­ ción del P. Adolfo de Echávarri-Urtupiña. En general, se sigue trabajando en la misma línea del ministerio clásico parroquial, donde «la labor apos­ tólica se limita en la mayoría de los casos a un mínimo que de ninguna manera alcanza a cubrir la responsabilidad contraída por la orden al ha­ cerse cargo de tan importantes parroquias». Dentro de este estilo de minis­ terios encaja la colaboración prestada en la celebración del año mariano: se acoge con interés a los fieles que vienen a la iglesia de Lourdes para celebrarlo, el P. Alejandro Urriza preside la comisión de música nombrada con esta ocasión, y los PP. Lucas Lusar, Antonio Martínez y Pablo Aro- cena dan por radio conferencias sobre temas marianos. Pero en 1955 se dan los primeros pasos que marcarán la vida de la custodia en lo sucesivo. Se inaugura junto a la iglesia de La Loma, una amplia escuela de enseñanza elemental y secundaria: 136 clases con cabida para 45 estudiantes cada una, además de oficinas, laboratorio, biblioteca, clínica de urgencia, etc. Esta línea concreta de apostolado llevará a una

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