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Ecuador — Aguarico 439 lo largo de las vías fluviales y 19 en la zona del petróleo. La misión abrió un centro secundario, donde se estudian ciencias de la educación y agronomía. En el sector sanitario se han terminado y equipado los hospitales de Nuevo Rocafuerte, Pompeya y Coca. Se han abierto dispensarios en Puerto Quinche, Pompeya, El Eno, Shushufindi; en algunos puestos se prestan los primeros auxilios. En Nuevo Rocafuerte dirige el hospital el P. Manuel Amunárriz, doctor en medicina. Se ha conseguido elevar la prestación de trabajo, superando las con diciones de explotación infrahumana. Los hijos de los indígenas frecuen tan la escuela y asciende el nivel cultural de la juventud; así se preparan para ponerse al frente de sus tierras y conseguir el debido rendimiento. A los alumnos más aventajados ha procurado la misión posibilidad de estudiar carreras superiores, liberales o profesionales. Se les ha dado opor tunidad para abrir pequeñas granjas, en las que se promuevan y procu ren los recursos para vivir dignamente. El plan misional ha sido estudiado en diversas ocasiones por todos los misioneros por medio de cursos y jornadas de reflexión y de espe- cialización en tratamiento de grupos marginados, colonos, jóvenes, etc. A base de revisión se han superado muchas limitaciones y planteamien tos caducos. Sobre todo, se van formando catequistas indígenas a base de cursos de tres meses, a fin de que sean quienes rompan el campo y preparen la intervención del misionero. El elemento indígena ha sido atendido periódicamente hasta hace tres años, y se le ha impartido una evangelización sencilla y acomodada, acompañada siempre de la promo ción humana. Desde hace pocos años se atiende también a los colonos de las exploraciones, con mayor dificultad y con distintos métodos. Las agrupaciones indígenas de secoyas, cofanes y cusmas reciben cada dos meses la visita del misionero, que les atiende en todos sus problemas. Los aucas se han retirado a zonas más internas de la selva, ante la pre sencia de las compañías petroleras. Ante esta situación compleja, el misionero siente cada día mayor ne cesidad de liberarse de preocupaciones materiales para dedicarse por en tero a la evangelización. El personal laico es todavía insuficiente; pero se va preparando, a fin de ponerlo al frente de cualquier clase de admi nistración. Entonces el misionero podrá dedicarse a la palabra,
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