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4 3 8 Capítulo V I I — Actividad en ultramar venir industrial de la región; sobrepasa los cálculos más optimistas. Lo que quiere decir que la transformación seguirá en intensidad, cambiando la faz de la misión. El gobierno no llega a canalizar la riada humana, que se ha volcado sobre la región. Se proyectan cooperativas de colonos; pero rebasan de momento cualquier regulación. Paradójicamente ha he­ cho su presencia el hambre, y las enfermedades tropicales se han ensa­ ñado sobre los colonos. Soñaron en una tierra de promisión; pero es ne­ cesario trabajar la tierra, ya que no se come ni se bebe el petróleo. Se inicia una andadura difícil. Los problemas materiales se irán re­ solviendo paulatinamente. Los misioneros tendrán que multiplicarse para atender a los suyos, entre aquella masa de hombres, diseminados por la selva interminable. IV. I m p l a n t a c i ó n d e l a i g l e s i a e n l a m is ió n Cuanto hemos escrito ha podido descubrir, en parte, la labor de los misioneros para plantar la iglesia en la selva amazónica. Pero es necesa­ rio resumir más directamente dicha labor. Durante el primer decenio de presencia, hasta 1960 poco más o menos, la labor se concentró en la apertura de los centros misionales. Fue necesario superar el problema de la viabilidad, sobre todo, abriendo pistas de aviación; única solución para las interminables distancias flu­ viales, siempre peligrosas. Creado el centro misional, los religiosos se han multiplicado para desarrollar el nivel de vida en todos los sectores, religioso, educativo, sanitario y social. Durante el segundo decenio comenzó a sentirse el influjo de la la­ bor realizada y se ha suavizado notablemente el desplazamiento en todos los sentidos. Así se multiplica la acción misional y crece la eficacia. En el sector educativo se debe hacer notar que la mayor parte de la población infantil recibe instrucción en las escuelas fisco-misionales. Se ha gestionado con la administración la apertura de nuevos centros, 9 a