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426 Capítulo V II — Actividad en ultramar II. F a s e s d e a c c i ó n p a s t o r a l Se habló con cierto humor de que la custodia sufría mal de piedra. Pero más que la fiebre de obras impulsaba a los religiosos la insoslayable exigencia de acción pastoral. Fue pasando por diversas fases. 1. Fase de iniciación, 1951-1960 Coincide con la fundación de la custodia. Los iniciadores marcaron un fuerte ritmo de acción. Algunos llegaron de las misiones de Colombia, y estaban acostumbrados al clima, al paisaje y al talante de la gente. Esta fase está sellada por un impetuoso espíritu apostólico, traducido en continuas misiones populares en la más diversa geografía del país, en Quito, Guayaquil, y sobre todo en Riobamba, ciudad en la que misiona­ ron 14 religiosos. Al mismo tiempo se iban fundando la mayoría de los conventos y residencias, construyendo las casas y rehaciendo las iglesias. Todo se lle­ va a cabo con un espíritu de sencillez y de alegría, propio de todo princi­ pio iluminado y heroico. Los hermanos no clérigos ejercitaron la mendi­ cación, llevando a todas partes el testimonio evangelizador de su presen­ cia y de su espíritu. Pobreza, escasez de recursos y necesidades ineludibles en casas y personas eran compañeras constantes en la vida diaria. Página de roturación de campos apostólicos y de vivencia de elevado espíritu fran­ ciscano. 2. Fase de consolidación, 1961-1968 Aunque se sigue cultivando la misión popular, la actividad apostólica se va centrando en nuestras iglesias y parroquias, o en ministerios dentro de las poblaciones. Terminan las construcciones. La viceprovincia cultiva sus casas de formación: un seminario con más de 100 alumnos; el novi

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