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422 Capítulo V I I — Actividad en ultramar 6. Vida de fraternidad Ahora que tanto se insiste en la renovación de la vida religiosa, de la vida de comunidad, nosotros, con gozo, podemos constatar que, aun ad­ mitidas las deficiencias humanas, tuvimos una experiencia de vida religiosa y de fraternidad interesante. No todos los que formamos la fraternidad lo hicieron voluntariamente. Con todo supimos adaptarnos a las condi­ ciones de vida y vivimos realmente como hermanos menores. En lo apos­ tólico, salvamos las condiciones personales, tuvimos una línea común. Vi­ vimos, a pesar de contar con medios económicos más que suficientes, un auténtico espíritu franciscano, con sencillez de vida. Todo ello cimentado en una verdadera convivencia humana. ¿Contribuyó a esto la tremenda soledad y aislamiento en que nos encontrábamos? Sin duda. Pero todos añoramos aquella vivencia fraterna y franciscana. 7. Nuestra salida Con fecha de 9 de marzo de 1959 apareció en el diario santiaguino «El Mercurio» la noticia «que se había creado la Prelatura nullius de Ari­ ca para ser confiada a los jesuítas chilenos». ¿Sorpresa? ¿Decepción? Nunca conocimos los hilos de la trama. Con urgentes llamadas de Chile y grandes apremios de Roma llegamos a Arica. Prácticamente, sin ninguna insinuación oficial, tuvimos que dejar Arica a los tres años de haber comenzado nuestra labor apostólica. Exactamente en agosto de 1959. Nosotros cumplimos con nuestro deber franciscano. Añoran y re­ claman nuestra vuelta. Los mismos padres jesuítas lo han insinuado re­ petidamente. ¿Será necesaria una nueva intervención de Roma?

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