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Arica (Chile) 419 2. Llegada de los primeros religiosos El 6 de abril de 1956 llegaron al puerto de Arica los religiosos Ve­ nancio de Huarte Araquil, Jenaro Rubio, Joaquín Sánchez y Francisco Aristu. Fueron recibidos por el Sr. obispo de la diócesis, D. Pedro Agui­ lera y distintas representaciones de los católicos de la ciudad. También se encontraba un sacerdote capuchino de la provincia de Foggia, que hasta entonces había atendido mal que bien la parroquia de S. Marcos, sustitu­ yendo a los padres paúles españoles que, por razones políticas, tuvieron que abandonar la ciudad fronteriza. En honor a la verdad es preciso de­ jar constancia de que estos sacerdotes realizaron una encomiable labor de evangelización. El mismo día de la llegada, por la tarde y en ceremonia solemne, se nombraba párroco de la única parroquia de la ciudad al P. Venancio. La iglesia, de medianas proporciones, pero de graciosa estructura metálica, era obra del célebre Eiffel, y estaba situada prácticamente en uno de los ex­ tremos de la ciudad, si bien el más concurrido socialmente. Cuatro meses más tarde llegaba la segunda expedición: los religiosos Gregorio Casajús y Cecilio Gambart. Y en esas mismas fechas se pre­ paraba la llegada de otros dos religiosos: Cesáreo de Vidaurreta y José F. Ugartemendía, quienes más tarde se harían cargo de la nueva parroquia de Azapa. 3. Situación demográfica de Arica Arica, límite fronterizo con Perú y Bolivia, contaba a nuestra llegada con cerca de 20.000 habitantes. Un gran núcleo se sentía más peruano o boliviano que chileno, aunque políticamente era incuestionable la sobe­ ranía chilena. Y en este sentido nosotros fuimos muy conscientes de es­ tar trabajando bajo la bandera chilena, a la que ciertamente llegamos a apreciar. Con la caída vertical de las ventas del nitrato chileno, se cerraron todas las minas. Lo que produjo un alarmante éxodo de mineros hacia el puerto libre, que era Arica, llegando en menos de un año a una cifra cer­ cana a 50.000 habitantes con los consiguientes problemas de orden social, político y religioso.