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Secciones filiales 393 Desde entonces las escuelas siguen funcionando con un contrato que contiene las cláusulas señaladas. A partir de 1970 no queda ningún religioso en dicha institución. III. S e ccion e s f i l i a l e s Un nuevo campo de apostolado entre la clase humilde surgió en la década de los sesenta con la ley de extensión de enseñanza media, por la que se regulaban los estudios nocturnos, secciones filiales de instituto y centros de patronato. Las secciones filiales debían surgir en los barrios periféricos de las ciudades. E l estado pagaría al profesorado y una pequeña cantidad para la conservación y funcionamiento del centro. Las enseñanzas a impartir serían las del bachillerato elemental (cuatro cursos). Por tratarse de promoción entre las clases trabajadoras, la provincia, poco a poco, fue creando dichos centros en varios de nuestros conventos. Primero, en Zaragoza; después, en Pamplona; por último, en Logroño. A ellos hay que añadir el colegio libre adoptado de Sangüesa que, aunque económica y académicamente funcionaba de forma distinta, por su pro­ yección auténticamente social puede ser englobado en este apartado. Su vida, envuelta en muchas dificultades, ha sido un ejemplar testi­ monio de desinterés económico por parte de la orden. En general, todos los profesores, con excepción del titular de religión, han sido seglares. Siempre ha habido un religioso, delegado por el padre provincial, para que, en nombre de la provincia, dirigiera el centro educativo. Justo es mencionarlos aquí: José Gabriel Amatriain (Zaragoza), Juan Bautista Lu- quin (Pamplona), Melchor Arbizu (Logroño) y Jesús Cía (Sangüesa). Habiéndose promulgado una nueva ley de enseñanza en 1970, por la que se suprimía paulatinamente el bachillerato y se instauraba la educa­ ción general básica (E .G .B .) y el bachillerato unificado polivalente (B.U.P.), en 1971 publicóse una orden ministerial de transformación de las seccio

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