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Escólanías 389 el rosario quedaban desplazados por las misas vespertinas; la liturgia fa­ vorecía la participación activa del pueblo; ya no tenían sentido aquellos magníficos recitales durante la celebración de la misa. Además, el estado exigía más seriedad en las disposiciones sobre la enseñanza: locales, ho­ rarios... La tercera época, que termina con la abolición de la escolanía, se inicia en 1971. Una obra tan arraigada en el convento y en el corazón de los religiosos tenía que resistirse a desaparecer. Se intentó y se consiguió que sus dos cursos, con ochenta alumnos, se integraran en el centro de educación básica que existía en el convento de Pamplona-Inmaculada, con profesores pagados por el estado e impartiendo enseñanzas oficiales. Así se ha hecho durante tres años, hasta 1975. No viendo los superiores pro­ vinciales claro el panorama, instituyeron una junta para el estudio del problema, consultaron a la fraternidad de San Antonio... Y , finalmente, determinaron el 6 de marzo de 1974 que desapareciera la escolanía, al no cumplir la finalidad principal de servicio al culto, para la que fue institui­ da, y al no reunir condiciones satisfactorias para impartir la enseñanza. Todavía ha seguido funcionando en el presente curso 1974-1975; pero en el próximo cerrará sus puertas. A sí termina una institución tan gloriosa en la ciudad de Pamplona. Muy particular mención merecen, por los años dedicados a ella, los PP. Félix Echegaray, José Luis Ansorena y Alfonso Andueza. 2 . San Sebastián - Nuestra Señora de Lourdes La escolanía de San Sebastián comenzó a funcionar en el curso 1943- 1944. Su finalidad, según la crónica del convento, no era otra «que aten­ der con más decoro al culto divino, tanto en el coro, como cantores, cuan­ to en la iglesia, como monaguillos». Con carácter estrictamente social, nunca se pidió nada a los niños por la educación que se Ies proporcionaba. Los locales situados en la casa contigua al convento no eran, al principio, propiedad de la fraternidad. Los consiguió ésta en 1960. Los gastos de funcionamiento han corrido siempre fundamentalmente a cargo de la comunidad. La Caja de Ahorros Provincial contribuía anualmente con una pequeña cantidad. E l estado, con otra.