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1 . Pamplona - San Antonio de Padua 388 Capítulo V I — Actividad docente La histeria litúrgica y actual de la iglesia de San Antonio no puede escribirse sin tener en cuenta la escolanía. E l esplendor de los actos litú r gicos, la pulcritud y armonía de las ceremonias, el fervor que los fieles han experimentado en la iglesia, la dignidad y seriedad que han caracterizado las celebraciones, se han debido, en no pequeña parte y durante muchos años, a la escolanía. En su desarrollo se pueden distinguir, principalmente en estos veinticinco años, tres etapas: de 1950 a 1965; de 1965 a 1971; de 1971 a 1975. La primera es la de mayor esplendor. E l número de alumnos llegó a 70, debiendo rechazar muchas solicitudes. La formación que recibían los niños y el nivel artístico a que habían llegado, impulsaba a muchas fami lias a pedir el ingreso para sus hijos. Se impartía la enseñanza primaria; pero durante muchos años se preparaba por libres a no pocos alumnos para el examen de bachillerato. La formación artística se cuidaba grande mente. Y los frutos no se hicieron esperar: canciones ajustadísimas en la iglesia, conciertos en la ciudad y en los pueblos, participaciones interna cionales... Por su entrega en la difusión del folklore, fue subvencionada durante muchos años por la institución Príncipe de Viana. Para su for mación humana, los alumnos recibían periódicamente charlas adecuadas. Pero sobre todo se insistía en la formación religiosa, en muchos aspectos muy similar a la de nuestros seminarios: los alumnos frecuentaban espon táneamente y en gran número los sacramentos, recibían conferencias abundantes, se imponía solemnemente las sotanas a los nuevos escolanos, como dedicados especialmente al culto divino... En este ambiente fueron muchos los que ingresaron en seminarios. Poseemos una estadística de 1963, en la que consta que, para entonces, había ya doce sacerdotes ca puchinos, tres clérigos, dos hermanos y un novicio. Y a éstos se añadían dos jesuítas y cuatro sacerdotes pertenecientes a otros institutos religiosos. La segunda época comienza, en líneas generales, en 1965. Es el tiem po de la progresiva decadencia, debido a causas dispares, entre las que hay que apuntar la nueva orientación de la liturgia y las crecientes exigencias de la enseñanza. Después de la renovación litúrgica, la escolanía había perdido su papel en la iglesia: los niños no eran necesarios; la función y
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