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Ministerio de la palabra — Emigrantes 333 gran parte la popularidad y aprecio de la vocación capuchina en nuestras tierras. Este ministerio ha descendido; por muchas causas, sobre todo, por aquellas que están en la raíz del cambio del hecho religioso y que han cuestionado actitudes que parecían intangibles. Las consecuencias son ya patentes y poco halagüeñas para el futuro. V. E l apostolado entre los emigrantes Una de las facetas nuevas de nuestro apostolado en estos 25 años ha sido la labor realizada entre los emigrantes. El número de religiosos de­ dicados a este trabajo ha sido reducido, pero el campo de la emigración, tanto por la innovación que suponía en la provincia, como por el sacri­ ficio que ha exigido a los religiosos, constituye una página inolvidable en la historia de las últimas décadas. Se distinguen netamente tres etapas de las que vamos a ofrecer una breve referencia: El apostolado entre emigrantes en la región de Lacq, diócesis de Ba­ yona. El protagonista principal fue el P. Raimundo de Pamplona que reci­ bió la obediencia para ejercer el apostolado entre los españoles emigrantes en mayo de 1960. La labor del P. Raimundo fue dura. La parcela que se le había encomendado no constituía terreno muy favorable para la acción apostólica. Los españoles residentes sobre todo en Bearne y en los alre­ dedores eran, en su mayoría, exilados de la guerra civil, que llevaban pro­ fundamente grabados los recuerdos de la guerra de 1936-39 y que seguían viendo en la iglesia un aliado del régimen que les había obligado a abando­ nar España. También había obreros emigrados en épocas posteriores, pero eran los menos. Los españoles afincados en aquella región y que trabajaban principalmente en las explotaciones de gas butano veían con suspicacia, si no con hostilidad, la presencia del joven sacerdote. El P. Raimundo trató de ganarse la simpatía de aquellos hombres, primeramente en el plano humano. Se alojó en un principio con un grupo de emigrantes. Lo

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