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328 Capítulo V — Actividad apostólica capuchina. Puede verse en el Misionero práctico, estudio publicado en 1945 por el P. Gumersindo Zubeldía. Andando el tiempo, se admitieron cambios, pero conservando la idea central y la llamada a la conversión. Se fueron introduciendo temas llamados positivos, como iglesia, liturgia, justi cia social. Todo ello se puede ver en los estudios del P. Jesús Beúnza sobre la renovación de la misión, publicados en la revista Surge en 1965-66. Ni se debe olvidar lo que han contado entre nosotros las tácticas so brenaturales. Sería absurdo pensar que los misioneros fundaban el éxito en la lógica y en la elocuencia. Confiaban en la fuerza interna de la gracia de Dios, y en la palabra. Presentaban kerigma y anunciación, más que teo logía y apologética. La misión se desenvolvía en un ambiente de religiosidad, de oración y de penitencia. Oración de los niños, de religiosas de clausura, velas ante el sagrario, a veces durante la noche, rosario de aurora, ambien- tación y reclamo, vía crucis, todo entendido como rogativa penitencial, como oración del pueblo y como aceptación de Cristo redentor. Ambien- tación religiosa, seriedad penitente y orante, ése ha sido el resorte más po deroso y característico de nuestras misiones. Compárese el acto inicial y la entrada de los misioneros, llevando al frente un crucifijo y cantando las le tanías de los santos, o cantos penitenciales, con una representación plás tica de carrozas multicolores, representando diversas ideas o misterios re ligiosos. Existen también matices peculiares, que no es posible olvidar. Así la seriedad sin traumas, a base de tremendismo y de truculencias. En estos 25 años no hemos conocido ni un signo de terror, ni actitudes coercitivas para conseguir la confesión sacramental de los fieles. Así también, la sim patía sin vulgaridad, que ha hecho atractiva nuestra presencia entre la gente sencilla. Alegría expansiva, conversación sencilla y natural, sin re milgos ni posturas hieráticas, trato con gente de toda categoría social, sobre todo, con el pueblo humilde. Todo, contrastado con la seriedad de la predicación y de los actos misionales. Todos estos elementos han configura do nuestra misión y le han prestado una fisonomía inconfundible.
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