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Trienio 1954-1957 31 La reunión de agosto de 1956 estudió también una agenda muy varia­ da: teología kerigmática, sociología religiosa, apostolado en equipo, cen­ tro misional, temas sociales, movilización hacia América. Los resultados apuntaban a la vivificación de nuestras asociaciones, a la creación de un centro de apostolado misional y a la apertura de una casa de ejercicios, propia de la provincia. El tiempo demostraría que en unas cuestiones no se vio claro, o no se insistió bastante; en la última, el tiempo había pasado. Frente a estas realidades escalonadas será necesario apreciar el elemen­ to renovador que va apareciendo en la vida cotidiana. Por ejemplo, lo que supusieron los estudios del P. Jacinto Elizondo sobre cuestiones canó- nico-morales, oficio divino, ayuno, abstinencias regulares, ayuno de cua­ resma y en días de fiesta. Todo pasó a la historia de las instituciones ca­ nónicas, al implantar la iglesia una nueva disciplina sobre el tema. Pero se trató de intentos serios para vivir al día y no perder el ritmo. 3. Gobierno personal y colegial Conviene profundizar en estratos más internos para tomar el pulso al trienio. La actividad epistolar del P. Ricardo fue intensa. Hemos contado una veintena de cartas dirigidas a los religiosos. Y lo mismo hay que afir­ mar del gobierno colegial, con su definitorio; celebró 30 reuniones, con temarios extensos. A través de estos actos puede seguirse la aparición de problemas nuevos, que iremos analizando agrupadamente. En el sistema de gobierno del P. Ricardo ocupó puesto importante el contacto personal con los superiores y religiosos. Visitó con cierta asi­ duidad las comunidades, aprovechando las naturales efemérides de las mis­ mas, los onomásticos de los superiores o las fiestas patronales de nues­ tras iglesias. Cursó las tres visitas canónicas de su trienio, aprovechándolas para reforzar la observancia regular de los conventos, fundada en el conocimien­ to de nuestras leyes, incluso de las ordenaciones de los capítulos generales y del Manual Seráfico. A través de ellas quiso imprimir mayor elevación a la realización de la liturgia, hasta en los detalles pequeños, como el ser­ vicio de las misas por acólitos presentados con pulcritud, y el rezo comu

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