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30 Capítulo I — Cinco lustros das del rezo de maitines a media noche, a levantarse por lo menos una vez por semana. Podríamos aumentar los ejemplos en esta vía de observancia. Veamos también por dónde caminaba el personal de nuestras ca­ sas de formación. Después de varias dificultades pudieron reunirse en abril de 1956, estudiando el tema «la formación del carácter», con estudios aplicados a cada etapa. Al final de esta sesión aparece una ponencia dedicada a los «padres jóvenes», que comenzaban a crear situaciones conflictivas y para los que se buscó un paso apropiado del colegio a las comunidades. La asamblea celebrada en el año 1957 sería dedicada al estudio del documen­ to «sedes sapientiae», ahondando en la formación intelectual, humana, religiosa y apostólica. En este clima aparecen en la provincia problemas nuevos, como la adaptación de los estudios humanísticos al bachillerato estatal, debido a que nunca llegó a cristalizar un bachillerato eclesiástico; se trataba de un problema profundo de formación, de equiparación a los estudios oficiales y de capacitación para proseguir sucesivos estudios en centros estatales. Se barajó también la idea de la creación de un colegio interprovincial de teología, idea que no prosperó, así como de un colegio provincial conjunto de filosofía y teología. En todo caso y por estos años comenzó a perfilarse una nueva orientación en nuestras casas de forma­ ción, cuyas fases iremos analizando. Todavía no han terminado de esta­ bilizarse, ya que dependen de orientaciones pontificias, o de leyes estatales, que ni sobre el papel, ni menos en la práctica, han quedado configuradas. No se puede desconocer esta servidumbre. Puede servir también de indicador la reunión periódica de religiosos dedicados al ministerio. En agosto de 1955 se reunían en Fuenterrabía con un abigarrado programa: Temario razonado de predicación de misiones, pláticas sobre confesión y mandamientos, temas a casados, cuestiones prácticas sobre el sexto mandamiento y sobre el onanismo. El hierro volvía al yunque, aunque se resistía al tratamiento. No obstante la actividad mi­ sionera, resulta sintomático que se tratase el problema de buscar predi­ cación fuera de nuestro territorio provincial. Al mismo tiempo se dedi­ caba atención y se enviaban religiosos al curso de oratoria y declamación que impartía en Aránzazu el profesor Carlos Tamberlan; lo mismo que al congreso general de misiones populares, en el que se estudió la crea­ ción de una confederación para misiones, dentro de la confederación de religiosos (CONFER).

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