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314 Capítulo V — Actividad apostólica b) Las ideas renovadoras a raíz del concilio llevaron al extremo de confundir renovación con supresión. En el caso de las misiones, que bien pudieron transformarse en camino de renovación en forma de jornadas in­ tensivas de evangelización, la renovación se ha convertido en sistemático exterminio. No se puede dudar de que la supresión del apostolado extraordinario periódico de las misiones (llámese hoy evangelización) ha causado un vacío, difícil de llenar y un perjuicio sin medida en el pueblo de Dios. ¿Se podrá dar el paso de un régimen de cristiandad que tanto lamentamos, a una religión más personal, más vital, más comunitaria, a crear comunidades de fe, de culto y de caridad, suprimiendo las jornadas intensivas de evangeli­ zación que periódicamente se imparten con la reflexión y vivencia comunita­ ria de las grandes realidades de nuestra fe? Es una pregunta que puede ser­ vir de reflexión sobre nuestra responsabilidad ante la iglesia, en cumpli­ miento de nuestro carisma franciscano. c) La unión y solidaridad del clero diocesano, con nuevas formas de mutua ayuda para la pastoral de tiempos fuertes del año litúrgico. Así empezaron a prescindir de llamar a los religiosos para misiones, ejercicios cuaresmales, etc. d) A estas causas generales de indudable repercusión negativa en nuestra dedicación a las misiones, hemos de añadir la mentalidad creada entre nuestros sacerdotes jóvenes sobre la prioridad del carisma apostólico de cuño franciscano y sobre la conveniencia de abrirnos a nuevas formas de apostolado más a tono con nuestro tiempo. Esto implica una actitud crítica negativa de los ministerios tradicionales, concretamente del aposto­ lado misional. e) Como razón muy concreta del declive de las misiones en nuestra provincia y en terrenos que desde siempre fueron nuestros, creemos se puede señalar la ausencia de los religiosos más dedicados a este apostolado, por estar ocupados en campañas misionales en América, precisamente en esos años en que se debió emprender una revisión a fondo de nuestros métodos, de nuestras técnicas, de nuestros temarios, como también el re­ levo personal, con la integración de sacerdotes jóvenes en este ministerio, renovado al filo del concilio y de las nuevas orientaciones de la pastoral.

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