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306 Capítulo IV — Casas de formación tencia a clases en el seminario de san Carlos, y los cursos en Salamanca y en Madrid, siguiendo el plan del instituto de pastoral. Tampoco esto se ha visto como solución permanente. La «Ratio Studiorum» proyectada en la reunión interprovincial de Madrid de 1957 preveía un serio curso de pastoral ordenado en un preciso articulado (artículo 47-61). En relación con la pastoral no dejaremos de mencionar que durante el cuatrienio teológico se ha puesto la atención expresamente sobre el tema y diversos años se da clase de elocuencia. Parecía abrirse una etapa nueva a raíz de un fuerte impulso que se dio a la provincia en el curso 1966-1967, inicio de un trienio. El convento nuevo de Tudela estaba recién estrenado; ofrecía condiciones óptimas para albergar al curso de pastoral. Fue destinado director del curso el P. Jaime Zudaire, que en España y Colombia se había dedicado intensamente a! movimiento «Por un mundo mejor». El plan fue preparado con inmensa ilusión. Dividido en tres trimestres, de octubre a mayo, un nutrido equipo de colaboración fueron desarrollando una serie de cursillos. Nueve alumnos neosacerdotes fueron los integrantes de esta labor comunitaria. La forma­ ción de los alumnos estaba concebida en un triple aspecto: formación pas­ toral por las clases, estudio y trabajo personales; formación pastoral por el ejercicio del ministerio directo; formación espiritual bajo la mano coor­ dinadora del director del curso. Por dos años más (1967-1969) continuó el curso de pastoral bajo la dirección de los PP. Jaime Zudaire y Cornelio Romo. Hubo incluso participantes huéspedes en el alumnado: capuchinos de otras provincias y franciscanos de Cantabria. Con el trienio se extinguió esta institución. En el capítulo provincial (1969) se volvió la atención de nuevo al curso de pastoral, tratando de darle su enclave con una observación restrictiva. De­ finiendo los términos del período de formación, se formuló este enunciado sobre el curso de pastoral: «El capítulo considera que el año de pastoral en nuestra provincia no pertenece al curso de los estudios eclesiásticos». Con ello no se suprime el curso de pastoral, sino que no se lo pone en el currículo de la formación. Por otra parte, la restricción que lleva este enunciado nos puede hacer pensar en otro principio que reafirman hoy los estudios eclesiásticos: toda la formación sacerdotal debe tener una profun

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