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304 Capítulo IV — Casas de formación Estas convivencias de hermanos a nivel provincial no han tenido pos­ teriormente una tercera edición, acaso por cansancio. De cualquier mane­ ra se ha desbrozado un camino. El hermano queda estimulado para fomen­ tar su formación, sirviéndose de medios semejantes a los que utilizan los demás religiosos. V III. L a FORMACION PASTORAL El concilio ha puesto muy en claro que la carrera eclesiástica va dirigida a formar pastores de almas. Este criterio simple y en sí evidente cuestiona nuestras estructuras de formación, no sobre la omisión de tales o cuales asignaturas «pastorales», sino sobre la transmisión misma del estilo de teología y la inserción real en la vida. Aparte de la inspiración apostólica de la formación, los programas académicos han previsto un curso de pastoral. El año 1950 en el programa de estudios de la provincia se proyectaba el «Plan de estudios del año de elocuencia» con estas cláusulas: «Con arreglo a nuestras constituciones (n. 196) y a las disposiciones de los superiores generales (AOFMC 48, 1932, 236), los padres jóvenes que han terminado los estudios teológicos cursarán el año de elocuencia por espacio de ocho meses completos, dentro del reglamento disciplinar que para ello establezca el definitorio provincial. Plan de estudios: I. Repaso y síntesis de la teología dogmática y de la teología rroral, bajo la dirección de dos profesores distintos. Este estudio, que se prolongará hasta navidad, terminará con el ’examen de predicador’. II. Cursillos de orientación y entrenamiento ministerial: comenzarán en el mes de enero y durarán hasta el mes de junio inclusive, y se irán sucediendo o simultaneando a razón de siete clases semanales: martes, miércoles, jueves y viernes.

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