BCCCAP00000000000000000000143

Formación de hermanos 301 formación de los hermanos. Los empujes y programas no han faltado, y sin embargo la estructura de la formación de los hermanos, tras uno y otro intento, no ha cuajado en consistencia vital. La última estadística de la provincia impresa en libro (1900-1964), puede servir para una con­ frontación entre ambas secciones, clérigos y hermanos, en orden a valorar la consistencia de una vida y otra. Si en el punto de arranque la situación numérica de ambos sectores se encuentra nivelada, la línea que señala a los clérigos sube a cifras altas; la de los hermanos asciende unos grados tan sólo distanciándose de la proporción de los clérigos. Más sintomático es observar el fenómeno de los abandonos. En la descripción de los herma­ nos las salidas se multiplican, y no como fenómeno en torno al concilio, sino en decenios anteriores de tiempos tranquilos. La desigualdad con los clérigos es clara. En definitiva, parece imponerse una simple observación: que la vocación del hermano encuentra más obstáculos vitales para fraguar que la vocación del que aspira al sacerdocio. Esto tiene un reflejo concreto en el «cursus» de formación de los her­ manos, programado en las leyes y débilmente verificado en la realidad. Según la legislación del Manual Seráfico los postulantes para hermanos estarán reunidos, a ser posible, en uno o dos conventos. El postulantado dura un mínimum de seis meses; y el director espiritual de los postulantes ha de tener con ellos semanalmente por lo menos dos instrucciones orien­ tadas a su formación espiritual. El hermano profeso debe permanecer seis años en período de formación, bajo la autoridad de un director espiritual, figura en cierto modo equiparable a la del director de coristas. Los her­ manos en período de formación tendrán, por lo menos, dos pláticas o ins­ trucciones semanales sobre temas de formación espiritual. Y estarán, en lo posible, reunidos en uno o dos conventos. Pasado el tiempo de formación los hermanos deben recibir, al menos dos veces al mes, una instrucción sobre la doctrina cristiana. Para ello cada uno de los interesados tendrá el catecismo de la doctrina cristiana. Estas normas, todavía recogidas en la última edición del Manual, indi­ can con realismo el nivel cultural de la vida de nuestros hermanos. Tal ha sido el programa formativo sobre el que hay que hacer en un espacio considerable de años la historia de la formación de los hermanos. En los hermanos ha existido el director de hermanos, y con más o menos

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz