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Formación de hermanos 297 lidad fuera el impartir la triple formación deseada a cuantos se acercaran con buena voluntad a compartir nuestra existencia. Inmediatamente se pone manos a la obra. Después de no pocas vacilaciones, se estima que el convento de Pamplona-Extramuros es el más adecuado para albergarla. Se nombra un director (P. Jacinto Elizondo), un hermano encargado (Fr. Gregorio Rejas) y un profesor (P. Néstor Zubeldía). Y en el mes de octu bre de 1957 comienza oficialmente la nueva institución con seis alumnos, tres mayores y tres jovencitos. El pensamiento inicial sobre el género de vida que han de llevar los aspirantes es teóricamente sencillo, aunque, en la práctica, plagado de difi cultades. Trátase de incorporar en la ya complicada vida del convento (comunidad mayor, colegio, enfermería, parroquia) un elemento bastante extraño: un seminario independiente para hermanos, similar al de los clérigos. Tienen que realizarse obras para conseguir vida propia, separada del resto de la comunidad, con capilla, clases, habitaciones y comedor distintos. Tres fases abarcan las obras de acomodación: la primera (año 1957), para albergar a unos quince alumnos; la segunda (año 1958), para unos treinta; la tercera (año 1959), para el mejor acomodo de los mismos. La formación cultural y religiosa de los aspirantes no encuentra, de suyo, dificultades especiales. Pueden darse, sin mayores contratiempos, por religiosos de la comunidad y en espacios relativamente pequeños. El aspec to profesional pronto se convierte en pesadilla. Por la mañana se estudia, y por la tarde se trabaja. Todos los días, los alumnos asisten a la misa y rezan el rosario en común. Diariamente también tienen su conferencia espiritual y formativa. Materias fundamentales para el estudio: religión en todas sus facetas, len gua castellana, matemáticas, geografía e historia, ciencias, dibujo. Los can didatos mayores dedican menos tiempo a la cultura, empleándolo en trabajos más útiles para la casa. Por lo que respecta a la enseñanza profesional, en un primer momento se piensa enviar a los aspirantes a las Escuelas profesionales salesianas de la ciudad. Compruébase la inviabilidad de la idea. Y parte de ellos acude a diversos talleres de Pamplona (fontanería, sastrería, zapatería, cocina). Pronto se advierte que ésta no puede ser la solución concreta y duradera del problema. Se desea la suficiente preparación profesional de algunos hermanos,
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