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Trienio 1951-1954 2 5 tencioso ha resultado una verdadera desgracia para ambas provincias reli­ giosas, un mal oculto que todavía espera curación. 7. Fin del trienio Imposible recoger en esta síntesis muchos detalles de la crónica general y menos conventual. Aparecerán en su sección correspondiente. Tampoco ha sido posible rehacer los conceptos, aún los más generales, de nuestra economía. Las perspectivas globales, sobre todo en el área del apostolado, quedan bien reflejadas en los balances de principio de año, publicados por el boletín oficial de la provincia. Tales balances, y en ocasiones otras noticias sueltas le valieron que algunos lo calificasen con dureza. Algunos califica­ tivos son inaceptables, aunque se prueben ciertas inexactitudes. Dichos balances no engañan a la hora de una valoración general. La dedicación sacramentalista de los religiosos en nuestras principales residencias de ciuda­ des y la acción apostólica en predicación de misiones o dirección de ejer­ cicios no resultaban tergiversadas. Dicho boletín inició en 1953 una sección dedicada a temas de sagrada escritura, en la que el P. Casimiro Pérez mantuvo durante más de una docena de años el interés de los religiosos por cuestiones de exégesis o de teología bíblica, dando vida al esquema soporífero de nuestros casos de moral, de derecho y de rúbricas litúrgicas. Los últimos meses del trienio se vieron envueltos en un aconteci­ miento eclesial, que redundó benéficamente en la provincia. La celebración del año santo mariano 1954, coincidiendo con la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción. Las iniciativas de los conventos fueron muy numerosas, en forma de predicación, peregrinaciones y actos de culto. Pero a escala provincial debe ser recordada la misión general de la ciudad de Pamplona, encargada por el señor obispo al padre provincial y en la que participaron muchos religiosos de todas las provincias capuchinas de España. Fueron quince días de misión, en varias docenas de centros gene­ rales y especializados, dirigidos todos ellos por nuestros religiosos. Fue organizada sobre un esquema tradicional, comenzando por los rosarios de aurora y terminando con actos a grupos particulares. Trataba de profundi-

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