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Pastoral vocacional 259 riendas, el contacto con delegados de otros institutos a través del secreta riado nacional de vocaciones de la CONFER y como director durante varios años del secretariado de vocaciones de la CONFER de Navarra, ha supuesto un factor importante. Como coordinador, ha llevado la dirección de la comisión de vocaciones compuesta por los delegados conventuales, institución establecida desde antiguo en la provincia, que encauza la responsabilidad de la fraternidad como primer agente de toda acción pastoral, y que en ningún momento se ha pretendido fuera suplantada por otros organismos subsidiarios. Ciertamente, hubo algún momento en que la figura del delegado con ventual quedó un tanto disminuida al sentirse liberados por la acción del delegado provincial, error que quedó subsanado en la carta circular del padre provincial, Aurelio Laita, sobre la pastoral de vocaciones en la pro vincia (26, abril, 1971) y en las ordenaciones de visita del padre general (junio 1972), resaltando la importancia de los delegados conventuales de cara a una labor conjunta, como renovación de la pastoral vocacional, me reciendo en el I capítulo provincial extraordinario carta de ciudadanía al constituirlos en comisión agregada al centro de pastoral. A la par de esta acción vocacional hay que destacar la realizada en tomo al seminario vasco de Fuenterrabía durante el tiempo de su funcionamiento 1953-1971, en cuya promoción vocacional trabajaron sucesivamente: Loren zo de Alegría, Faustino Zubillaga, Carlos Argaya, Félix Urdapilleta, José Antonio Izaguirre, Martín Izaguirre, Pablo Muñoz y Vicente Echeverría. Es de notar que a raíz de la visita canónica del padre general Clementino de Vlissingen el delegado de vocaciones del seminario de Fuenterrabía co bra autonomía como delegado provincial para la zona vasca, según lo ordena el mismo padre general en su comunicado del 12 de junio de 1965: «Y para el reclutamiento de vocaciones, la provincia se divide en zonas, señalando para cada una un padre delegado, originario de la región, para que mejor pueda cumplir tal encomienda». Con este mismo criterio, y a partir del X X III capítulo provincial, fue nombrado un delegado para la zona de Aragón, recayendo este nombramien to en la persona del P. Luis Longás, superior de san Antonio de Zaragoza, y como tal trabajó hasta su viaje a Chile, sin que luego fuera sustituido por ningún otro.
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