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Pastoral vocacional 251 II. P astoral vocacional 1. Encuadre de una época Los años 1950-1975 engloban un período que en su fase reciente está caracterizado por una fuerte crisis de ámbito universal, en la que se encuen tra envuelta nuestra provincia. El cuadro estadístico del número de semina ristas de España describe una curva pronunciada que tiende a subir desde 1939 a 1958. En el curso 1961-1962 se inicia la caída de la curva, caída que se acelera — indicando una rápida disminución del número de seminaris tas— desde 1965-1966. Entrar en un análisis de causas en el ámbito de nuestro contorno sería entrar en un amplio trabajo de sociología religiosa. Digamos únicamente que, como señala la «Gaudium et spes» (4, 6), estamos en el paso a una época nueva de vida e historia. Se habla, pues, del «problema de las vocaciones», y la preocupación cunde a todos los niveles de la iglesia. De esta preocupación participa la orden misma, como lo atestigua el padre general y su definitorio en el mensaje dirigido a todos los hermanos en la Epifanía de 1971: «No faltan, en verdad, motivos de preocupación: la disminución de vocaciones demasiado numerosas; para un número de hermanos cierta desorientación y cierta incertidumbre sobre el porvenir». Nuestra provincia ha vivido intensamente el problema, como queda de manifiesto en las actas, estudios y acuerdos de nuestras asambleas, con sejos provinciales, capítulos y cartas circulares de los ministros provinciales. Su análisis nos llevaría a un estudio extenso y prolijo sobre el tema. Re cogeremos tan sólo algunos aspectos de orden práctico con los que la pro vincia ha intentado solucionar el problema. 3. La provincia ante la crisis vocacional Hasta 1960, el responsable de la promoción vocacional era el mismo director del seminario de Alsasua, ayudado por los delegados conventuales
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