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Zorroza 249 El 2 de febrero de 1971 el P. Freo. Javier Armendáriz escribe al P. provincial sobre la firma del acuerdo que había sido dado por bueno por el obispado, según comunicación del canciller secretario D. Carmelo Echenagusía, firmado el 30 de enero de 1971 y dirigido al citado padre capuchino. En carta fechada el 15 de marzo de este mismo año el P. Elias Cabo- devilla, secretario provincial, adjunta al P. Iriondo delegación del pro­ vincial para que pueda firmar el contrato. El día 9 de septiembre de 1971 es destinado a completar 1a fraternidad de Zorroza el P. Jesús Antonio Diez, quien había solicitado la incorporación con vistas a dedicarse a trabajos manuales. Hasta aquí los datos estrictamente históricos tomados de un informe presentado al X X III capítulo provincial por el P. Miguel Mendía. Y desde aquí unas breves acotaciones sugeridas por los religiosos, que hoy residen en Zorroza. El primer responsable de la fraternidad y párroco es el P. José Iriondo de 1970 a 1973. Luego le sucede el P. Freo. Javier Armendáriz hasta 1975. Y colabora con él el P. Jesús Antonio Diez. De hecho, pues, hay párroco y coadjutor. Ambos comparten sus quehaceres pastorales propios de una parroquia con las actividades de sacerdotes obreros. El P. Freo. Javier Armendáriz trabaja de peón en una fábrica de brea, en Baracaldo. El P. Jesús Antonio Diez trabaja como oficial de calderería en una fábrica de anuncios publicitarios, en Olaveaga. Es enlace sindical, reelegido. El hora­ rio es similar, hasta las seis de la tarde. El sueldo parecido: alrededor de las 13.000 pts. Las pagas que perciben en concepto de párroco y coadjutor las entregan a la junta parroquial para costear gastos de iglesia y nece­ sidades de los feligreses. El domicilio de estos religiosos está ubicado en la c. Asunción n.° 35, 4.° izqda. Es sencillo y corriente. Costó 335.000 pts. Se compró a unos emigrantes que por entonces lo abandonaban. Está muy próximo al monte y sin urbanizar apenas. Consta de una cocina, una pequeña sala de estar- dormitorio, un servicio, dos habitaciones para dormir y una pequeña para reuniones. Una de las habitaciones, en vez de camas, tiene literas. Se utili­ zaron en el mueblaje del piso y de la sacristía objetos de uso personal de