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Zaragoza — San Antonio 241 Santuario y devoción a san Antonio. No podemos decir, basados en datos, que la devoción haya disminuido. Han aumentado constantemente las subscripciones a la revista, las limosnas siguen siendo cuantiosas, lo que sí parece que ha cambiado de signo: no acude tanta gente a la novena, no se hacen los trece martes de san Antonio, no se predica el triduo de la lengua, sube menos gente al camarín, la pía unión lleva una vida más bien lánguida. También en el apostolado litúrgico y sacramental ha habido unos cam­ bios. La asistencia sigue siendo númerosa, viene menos gente de la ciudad y cada vez más del sector próximo. Se tienen las cuatro misas en los días festivos por la tarde. En la afluencia de gente se nota un desplazamiento hacia las misas de la tarde, de víspera y días festivos que aumenta progre­ sivamente y que mengua en las primeras horas de la mañana. La reforma litúrgica ha provocado la desaparición del coro de cantores en favor de una mayor participación del pueblo. La predicación extraordinaria de la palabra ha ido disminuyendo; los ejercicios espirituales de cuaresma se reducen a una semana de charlas para el público en general. Este fenómeno lo podemos detectar, ya a partir del año 1967. Por el contrario la predicación ordinaria de la pala­ bra ha ido aumentando. Se predica la homilía en todas las misas, y ya desde esas mismas fechas no se suprime durante el verano. También se puede detectar un descenso alarmante de las confesiones. El apostolado cuasi parroquial se ha convertido desde el año 1965 en parroquial. Se debe hacer notar que la asistencia a enfermos, sobre todo a la noche, ha disminuido y se ha centrado más en el sector parroquial. También la misa radiada ha perdido calidad técnica, por una parte ya no existe el coro, por otra, por el desplazamiento de la gente a otras misas, no es muy concurrida y por eso resulta un tanto fría en cuanto al canto, aunque los enfermos pueden participar mejor, al hacerlo en lengua ver­ nácula y con la doble predicación: la homilía y la apropiada para ellos. El apostolado social, si analizamos el exponente que hemos puesto en la primera etapa, la Hermandad franciscana del trabajo, nos encontramos con una existencia que ha ido languideciendo poco a poco. La acción bené­ fica y asistencial de la Hermandad fue desapareciendo, la ayuda económica

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