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Zaragoza — San Antonio b) Apostolado pluriforme: 237 No se puede decir que el apostolado de la fraternidad vaya en ese tiempo en una única línea, sino que al amparo de la principal que será en torno al santuario y a la devoción de san Antonio, nacen otras que debido a la creatividad de los religiosos y a las necesidades que se deben cubrir tienen por característica, la variedad. Y así, nos encontramos con apostola­ dos tan distintos como pueden ser: la preevangelización con los gitanos de las Graveras y la dirección espiritual, el apostolado de la pluma (El mensa­ jero de san Antonio y La voz del trabajo), con el apostolado de testimonio de ir de puerta en puerta pidiendo limosna; desde las infinitas horas de confesonario hasta la presencia del religioso conviviendo con los obreros en el bar de la Hermandad franciscana del trabajo. En la imposibilidad de reseñar todos los campos de apostolado y valorar sus resultados nos vemos precisados a analizar los más salientes. Atención al culto del santuario Es un hecho que el pueblo aragonés tiene una gran devoción a san Antonio; lo demuestran: las sesenta y tantas mil subscripciones a la revista, la cantidad de pueblos que tienen por patrono a san Antonio, el número de bodas que se realizan en esta iglesia: 850 el año 1970, de las que más de 250 son de pueblos de la región; las visitas que constantemente realizan al camarín, y las cien mil personas que acuden el día de san Antonio a nuestra iglesia. Además de la devoción al Santo es obligatorio señalar la labor de servicio religioso prestado desde el santuario: la liturgia de la iglesia, que en los años cincuenta tiene como nota la belleza de las funciones litúrgicas, en las que el coro de seráficos y niños de la escolanía toman parte, de tal forma que son muchos los zaragozanos que acuden a la iglesia atraídos por el canto; la facilidad que encuentran en el servicio del confesonario y recepción de la eucaristía: ocho confesonarios, confesor de turno, iglesia abierta desde las primeras horas del día hasta la noche, misa los días festivos cada media hora y los laborables ocho diarias.

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