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2. Primer período 236 Capítulo I II — Fraternidades Analizando la fraternidad en los años cincuenta podríamos poner tres rasgos que marcan su vida: una fraternidad netamente apostólica; el apos­ tolado se desarrolla de forma pluriforme; tensiones entre vida de observan­ cia y apostolado. a) Fraternidad apostólica: Para entender la magnitud del apostolado que desarrolla la fraternidad en estos años se deben tener en cuenta unas circunstancias especiales del entorno donde radica la fraternidad. Situada en un barrio extremo de la ciudad, donde sus habitantes estaban abandonados en el aspecto religioso, el campo de acción apostólica es amplio y virgen. Todo el sector de Torrero y de la Avda. General Mola y barrio de San José pertenecía a la diócesis de Huesca y se encontraba bajo la jurisdicción de la única parroquia de dicha diócesis en Zaragoza, la de Santa Engracia. Para cubrir las necesida­ des de todo el amplio sector, no existían otras iglesias que las de San Antonio el Viejo y la de San Antonio el Nuevo como la gente, cariñosa­ mente los denominaba. Otra circunstancia que tiene su importancia es que esta fraternidad continúa la línea apostólica de la comunidad de origen la de San Antonio el pobre, asumiendo muchas de las actividades que en ella se realizaban: comedor de los pobres, Mensajero de san Antonio, orden tercera, pía unión, capellanías, etc. Y la tercera circunstancia que coadyuva a la actividad apostólica, es la misma fraternidad que se amplía en número porque así lo requiere el convento construido de grandes dimensiones y la necesidad de un claus­ tro de profesores que se cuide del seminario seráfico, y que se integran también en las actividades apostólicas de la comunidad.

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