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Sangüesa 219 vado los mejores anhelos apostólicos. Hasta él llegaban noticias, proyectos y necesidades. Desde él salían impulsos misionales y cooperación nada des­ preciable. De manera callada convertía en realidad las mejores tesis sobre el sentido m isional de la comunidad local. No es posible sino mencionar otras varias asociaciones y cofradías, que ayudaban a mantener el sentido cris­ tiano en las realidades humanas, así la cofradía de la Virgen del Socorro, la Hermandad de labradores o la cofradía de san Antonio. Como eco de funciones religiosas, cabe recordar todavía los dos V ia crucis, promo­ vidos por la Hermandad de la pasión y dirigidos por el superior de ca­ puchinos, camino del monumento del Sagrado Corazón. La iglesia de san Francisco sigue siendo lugar preferido para la reconci­ liación penitencial; de la ciudad, y de los pueblos vecinos. No debe olvidarse que Sangüesa sigue ostentando la capitalidad de una extensa región; en ella funcionan cuatro bancos y de ella salen diversos autobuses hacia pue­ blos comarcanos. De todos estos caminos fluyen personas hasta san Fran­ cisco para obtener el perdón y la gracia. Quizá esta faceta penitencial sirva para que numerosos enfermos pidan la asistencia espiritual de los religiosos. La fraternidad capuchina ha estado, además, presente en toda la co­ marca gracias a los religiosos, dedicados al m inisterio, habiéndose echado de menos en diferentes ocasiones un plantel más numeroso y con mayores posibilidades. Se puede asegurar que no existe iglesia o erm ita, en las que no haya resonado su voz, en las más variadas formas de la evangelización. En otros tiempos pudo in flu ir no poco la fisonomía externa; ahora y siem­ pre, el convencimiento y el calor apostólico. La fraternidad de Sangüesa había cultivado sin cesar las áreas espirituales y religiosas de la ciudad. Luego se comprometió en la enseñanza con un colegio lib re adoptado, según la nomenclatura del m inisterio de educación y ciencia. Fue abierto en 1962 con muy buenos augurios. Venía a llenar una necesidad, ya que los niños podían estudiar tres cursos sobre los im­ partidos en las escuelas. Llegó a contar una matrícula de unos 130 alum­ nos, que recibían una formación esmerada, sin abandonar el ambiente de sus fam ilias; se conseguía retener durante los años d ifíciles de la adoles­ cencia a muchos chicos y se evitaba que se lanzasen a la vida con una cul­ tura mediocre. Han sido años de rendimiento positivo, aunque escasos. E l cambio estatal en los planes de enseñanza condenó a muerte a dicho centro, que siempre se desenvolvía con cierta precariedad ante el porvenir.

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