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Pamplona — Inmaculada 203 puchinos, postulantado de hermanos. Los postulantes siguen su vida inde pendiente. Están instalados en la parte superior de la casa, ocupando un sector de dos claustros en exclusiva para ellos con sus propias dependencias. No conviven con la comunidad, pero habitan en la misma casa, y en alguna medida condicionan la vida del resto de los frailes, además de necesitar la asistencia continua de los encargados de su formación. Tercer momento: Implantación de la sección filial del instituto. En el curso 1962-1963 comienza a funcionar el «Liceo San Pedro», dirigido por el P. Antonio Hualde, liceo que en el curso siguiente es la Sección F ilia l núm. 1 del In stituto Ximénez de Rada. La implantación del instituto ha tenido fuertes repercusiones en la estructuración de nuestra vida fraterna; por una parte la dedicación de los religiosos que se aplican a este m inisterio; por otra, la entrada de los muchachos en nuestro patio de juegos, única posibilidad para ellos hasta el momento, e incluso, recientemente, la transformación de la planta infe rio r del ala nueva del colegio de teología en aulas para la educación general básica. Cuarto momento: concilio (1965) y constituciones (1968). Esta vez ya no es la implantación de una estructura apostólica o educativa con repercusiones más o menos fuertes en nuestro ritmo interno, sino que es el advenimiento — y diríamos que explosivo— de una estructura in terior de mentalidad, y por consiguiente de forma total de vida. Es lo que sigue al Concilio y lo que queda recogido en las nuevas constituciones «ad experimentum». Sería d ifíc il precisar detalles, porque es todo, y nuestra vida parece dar viraje de 180 grados. Es una valoración distinta de la dis ciplina, de la austeridad, del ritmo de oración; una valoración nueva hacia todo lo humano, una apertura confiada hacia la realidad del m undo... Caen cosas tenidas más o menos como tabú: tabaco, radio y televisión, espectá culo. Pero quizás la nota más característica la sugiera la palabra «fraterni dad»: nivelación progresiva de todos los «estamentos», supresión en todo lo posible de las diferencias entre «padres» y «hermanos» (deja de cele brarse la fiesta rumbosa de san Félix de Cantalicio como fiesta de los her manos), participación en la nueva institución de los capítulos locales... Los capítulos, con sus roces y tensiones, más en una primera época, han sido el lugar de discusión de todos los asuntos importantes de la comunidad, que no afectasen a una consideración estricta de las personas. Nota de
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