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2 0 2 Capítulo I I I — Fraternidades nueva. La década del 50 sigue la austeridad y la norma tradicional. No ha variado la estampa del capuchino; no se han suprim ido los maitines noc­ turnos, n i los tiempos de oración, ni la regularidad en la confesión... Hay un afán creciente de inserción en la pastoral y en el apostolado social, pero esto no ha determinado todavía la evolución explosiva de nuestra fo r­ ma de vida. E l paso se da a partir de la terminación del Concilio (1965), y sobre todo, a partir de la promulgación de las nuevas constituciones (1968). Si lo característico de nuestra fraternidad de la Inmaculada Concepción es la m ultiplicidad de instituciones, veamos el recorrido evolutivo de nuestra vida por un camino de cinco etapas cjue marcan momentos distintos. De las tres primeras se da referencia amplia en otros lugares de este lib ro , y para no reiterarnos, podemos esquematizar. Primer momento: Implantación de la parroquia. La entrada en el mi­ nisterio parroquial (19 52 ) es una entrada pacífica que no va a perturbar (;eriamente el ritmo de la comunidad. Pero ya es un hecho que en una evolución normal dejará su clara impronta. A l año siguiente (19-8 -1953) se nombra a un coadjutor para la parroquia, que en el caso es el P. Juan Mo­ reno. Años más tarde habrá un segundo coadjutor con nueva nómina. Por estos años tiene fuerte auge y consistencia el apostolado ejercitado por las «asociaciones». A sí la Juventud Franciscana produce entusiasmo y hay un grupo de jóvenes muy comprometidos, aparte del sector más o menos gregario y rutinario. Funciona la Escuela Hogar para las señoras, institución pacífica que no se ha visto sacudida por bandazos inclementes y que continúa hasta hoy. En la pastoral se acentúa fuertemente la vertiente social. Desde el con­ vento se dirige la Hermandad Ferroviaria, y hay un grupo de H O A C de gran empuje. Intensa actividad en el terreno de las misiones populares. Año tras año nos encontramos con una alta estadística de misiones predicadas. Señalare­ mos que en 1954 tiene lugar la gran m isión de Pamplona, confiada a los capuchinos. Segundo momento: Implantación del postulantado de hermanos. E l 30 de octubre de 1957 se inaugura la Escuela Profesional de Hermanos Ca

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