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18 Capítulo I — Cinco lustros Se estudiaron todos los efectos de la introducción de dicho artículo y se levantaron todas las barreras posibles; entraban en juego muchas razones de austeridad, y también de economía; era elevado el capital que suponía admitirlo como artículo de consumo ordinario. Más adelante y en momentos diversos, saltarían todavía otros proble­ mas disciplinares: el uso de la prenda llamada «pantalón», que no estaría comprendida en nuestra indumentaria y que iba introduciéndose bajo ciertos subterfugios y formas peregrinas. El tema fue tratado por la reu­ nión de provinciales de España, y se pidió intervención de la curia general. En numerosas notificaciones y normas prácticas de comportamiento reli­ gioso aparecerían todavía temas afines de observancia regular. Eran tiempos de Manual y de Ceremonial seráfico. Aunque se enga­ ñaría quien se arriesgase a juzgar sólo con esas manifestaciones la vida re­ ligiosa de la provincia. La canonización de san Ignacio de Láconi, 21 de octubre de 1951, dio margen para que todos los conventos celebrasen un triduo, entendido como jornada de renovación espiritual para los religiosos. La proclamación del doctorado de san Lorenzo de Brindis dio margen a celebraciones de actos espirituales y culturales elevados. Otros muchos as­ pectos que iremos estudiando exigirán que no juzguemos a aquellos reli­ giosos sólo bajo el prisma del observantismo; menos correcto sería juzgar la perfección religiosa de los mismos a la luz de dicho criterio. 3. Normas de apostolado y capítulo general de 1952 La marcha del trienio conoció dos acontecimientos de la orden, que en principio debían provocar profundo influjo. El día 23 de julio de 1951, casi a tres años de la celebración, se promulgaban las normas del congreso de apostolado celebrado en 1948. Es necesario leer atentamente la carta del P. Milwaukee, que sirve de introducción y presentación a tales normas, y en la que se acentúa el tema de la figura tradicional, de la propia fiso­ nomía y de la minoridad en la vida y apostolado. Las mismas normas ofrecían junto a atisbos geniales y audaces, los impulsos más contrapuestos: tradición y adaptación a los tiempos nuevos; no vivir lejos de los problemas del mundo, y reforzamiento del retiro; ir a los pobres, y conservar las

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