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164 Capítulo I I I — Fraternidades La vida de esta fraternidad se ha caracterizado por el ritmo de una vida uniforme y vivida a merced del horario de las clases y las actividades propias del seminario. E s una vida marcada por los trabajos escolares y por la vivencia de una vida religiosa expresada a través de unos actos señalados de piedad. Esta es la característica fundamental de la vida religiosa y apostólica de la comunidad de Alsasua. Pero no obstante el trabajo continuo y absor­ bente de la atención al seminario, la fraternidad ha vivido — particular­ mente algunos de sus miembros— un m inisterio importante que es justo recogerlo. Entre los años 1950-1960 vemos a uno y dos religiosos de la comuni­ dad participando en más de 60 misiones populares por diversas regiones de España. Desde el año 1960 podemos decir que desaparece prácticamente para esta comunidad este m inisterio extraordinario de evangelización. A lo largo de los 25 años los religiosos han vivido con generosidad el m inisterio apostólico en la propia iglesia y en el barrio; y han ayudado a los sacerdotes de la zona particularmente en el m inisterio del sacramento de la penitencia y en la predicación en fiestas principales. En la iglesia conventual se ha atendido el culto ordinario de misas y confesonario, ofreciendo a un grupo considerable de fieles del barrio y del pueblo el m inisterio fundamental para su vida cristiana. En la historia de estos 25 años nos encontramos con los nombres de varios religiosos profesores del colegio que han dedicado muchas horas a la gran labor de la catequesis de los niños. Prácticamente todos los niños del barrio han recibido su formación cristiana de manos de nuestros re­ ligiosos. O tra labor apostólica de relieve que ha recibido la orientación y el apoyo de la fraternidad ha sido el ropero m isional. Un grupo considerable de señoras y señoritas de Alsasua (40, 30, 1 2 ) han confeccionado a lo largo de estos años ornamentos en gran cantidad para nuestras misiones. Estos ú lti­ mos años ha dejado de existir el ropero. 3. La vida de la fraternidad