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142 Capítulo II — Sociografía poder estar motivada por la falta de opciones concretas antes de la discu­ sión y aprobación de las nuevas constituciones, no afecta, en la consulta de 1970 a los aspectos teóricos, sino a la incoherencia entre la vida y los ideales. Las características propias de la orden que los religiosos de la provincia aceptan como inconfundibles a partir de las nuevas constitucio­ nes son: la fraternidad que en opinión de un 58,3 % ha quedado mejor perfilada; el amor a los pobres que según el 52 % recoge una necesidad básica de los religiosos; el servicio a los hombres al que según el 58,3 % empujan los nuevos textos. En el estudio de Schetini se perfila mejor las características funda­ mentales de la orden que, según los religiosos de la provincia, son: dar testimonio comunitario de pobreza y minoridad (82,2 %); testimoniar una vida fraterna inspirada en las bienaventuranzas (87,4 % ); observar la pobreza, incluso como pobreza material (83,7 %); vivir del propio traba­ jo (72,9 %); usar del dinero sin capitalizarlo (54 % ). La investigación de 1972 profundiza todavía más invitando a los en­ trevistados a delinear operativamente una imagen de sí mismos (cómo se percibe el religioso en la sociedad, pregunta 20) y una imagen ideal (ima­ gen hacia la que el religioso tendería para lograr su identificación, pregun­ ta 21). El resultado obtenido es que los religiosos de Navarra-Cantabria- Aragón se sienten como testigos de los valores religiosos en la sociedad materialista (78,9 %); deben promoverpor todos los medios la justicia social (78,6 %); son depositarios de una gracia y de una vocación particu­ lares (72,4 %); se sitúan como profetas del reino futuro (65,5 % ) y como personas que sacrifican la propia vida por el bien de todos (72,6 %). Igualmente clara, continúa el estudio de Schetini, es la imagen en tensión: los religiosos capuchinos deben aparecer en la sociedad como ejemplos vivos de auténtica vida cristiana (98,1 %), cumpliendo en ella todas las funciones posibles que les consientan cualificarse como factores dinámicos de renovación. Las formas de actividad revisten todas las moda­ lidades: trabajo en las parroquias (68,5%), lucha por la paz (86,1 % ), trabajo con los pobres (89 %), ayuda alos países en vías de desarrollo (74,8 %), misiones (92,8 % ). Pero aunque los planteamientos teóricos son claros, se da una distancia grande entre el ideal y la realidad. Por ejemplo, los religiosos (estudio de 1970) creen que no compartimos nuestros bienes suficientemente con los

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