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Trienio 1972-1975 117 hacia la pastoral diocesana, sobre todo para la diócesis de Pamplona, y la equiparación a una vicaría diocesana de pastoral, para asesorar a los su­ periores mayores en cuestiones de pastoral. El problema queda en el aire, en espera de nuevo estudio capitular. Ahora bien, este problema institucional no puede servir para juzgar la actividad realizada desde nuestras fraternidades a lo largo del trienio. 7. Ultramar Asentado el nuevo trienio, proyectó el padre provincial un viaje a las zonas donde trabajan nuestros religiosos; se trata de la visita más extensa y prolongada girada por un provincial a ultramar. Roma, Filipinas, Estados Unidos, Ecuador y misión de Aguarico, fueron las etapas fundamentales del viaje. En Filipinas giró visita, presidió la elección de superiores lo­ cales y celebró una asamblea general de dos días, en la que se tomaron acuer­ dos elevados sobre la vida de fraternidad, apostolado en los colegios y parroquias y sobre casas de formación. En Dallas visitó a los religiosos e intercambió con ellos impresiones para intensificar la vida de fraternidad, sin llegar a acuerdos particulares. Desde allí se interesó por los dos religiosos, que trabajan en México, al cui­ dado de los monasterios de capuchinas. Giró a Ecuador una visita fraterna, dejando la pastoral al definidor general de la orden. Celebró una reunión con todos los superiores locales, en la que se estudiaron los problemas más acuciantes, como el vocacional, el de las fraternidades y el de marcada escasez de personal. Igual contacto fraterno entabló con los religiosos de la misión de Aguarico, en la que celebró una reunión con todos los misioneros para perfilar la configuración de la misión y sus relaciones con la vice-pro- vincia. El informe del padre provincial a los religiosos, después de esta dilatada visita, se cerraba con una llamada apremiante a los religiosos, que sintie­ ran la vocación apostólica a trabajar en aquellos campos americanos,

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