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permanente de los religiosos y en la salvaguardia de la minoridad fran­ ciscana. 108 Capítulo I — Cinco lustros IX. T rien io 1972-197.5 Nos aprestamos a reseñar el último tramo de los cinco lustros, motivo de nuestro análisis. Todo es cercano y tan al alcance de la mano que se siente la tentación de dejarlo al resumen y al enjuiciamiento personal. Pero pensamos que estamos ayudando a generaciones venideras, las que en definitiva juzgarán estos años. Por eso, trataremos de rehacer la mar­ cha del trienio, hasta la fecha en que se cierra este estudio. 1. El capítulo provincial de 1972 No conoció ninguna preparación especial; se centró en la función electoral, supuestas ciertas cuestiones obligatorias por constitución o por determinación de los religiosos. Mejoró la organización, la función informa­ dora, el personal auxiliar, mecanógrafos etc. Fue presidido por el P. Lázaro Iriarte, definidor general, y se rigió por el reglamento en vigor, con alguna mejora. Lo componían 62 vocales, aunque no comparecieron tres por razón de su cargo o de su actividad no susceptibles de abandono. Este hecho pro­ vocó una cuestión jurídica, respecto de la suplencia de los mismos. El capítulo nombró una comisión de tres juristas, que dieron su dictamen. El capítulo era válido, sin ellos, ni había razón para admitir a otros tres vocales. Al mismo tiempo se aconsejó no aceptar la renuncia de ningún vocal, sin razón plena; y caso de aceptarla, ningún otro vocal tenía dere­ cho a suplir la ausencia. El capítulo funcionó con 59 vocales. Probó la iniciativa de realizar una votación previa y de sondeo para ver hacia qué persona se inclinaban los votos. Iniciativa bastante inútil y equívoca, ya que no aclaró nada, sino que fue aprovechada por la picaresca electoral para despistar a los más confiados.

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