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Fundaciones y evolución de los capuchinos na española (18 diciembre 1889), Andalucía en tró a formar parte de la denom inada de Toledo, como a su vez la de Valen­ cia; los conventos de ambas quedaron separados po r decreto del 21 de noviembre de 1898. En tonce s fueron asignados a la nueva de Andalucía los conventos de Antequera y Sanlúcar de Barrameda, estableci­ dos al principio de la restauración en 1877; tamb ién el de Se­ villa, cedido en 1889, del que se tomó posesión el 22 de abril de 1894; igualmente el de Granada, cuya iglesia fue cedida en 1897 con parte del convento. El territorio que se le asignó, no dejaba lugar a duda: fue ni más ni menos que el que abarcaban las diócesis enclavadas en toda Andalucía y Ex tremadura, y po r lo tan to tamb ién Bada­ joz, Cáceres, Plasencia y Coria, pero nada se decía de Toledo ni de Ciudad Real. 141. Era natural que los andaluces no se conten ta sen con os cuatro conven tos mencionados; necesitaban establecer o tro s y asimismo aum en ta r el personal, que, al tener lugar la división, era el siguiente: 17 sacerdotes, 27 clérigos, 26 herma­ nos, fo rmando un total de 70 religiosos profesos, más 30 novi­ cios. Deseando a tende r a esas necesidades, teniendo presente que los conven tos anteriores a 1836 se hab ían conservado en su mayo ría y ofrecían ventajas po r estar ubicados en grandes poblaciones, trata ron los andaluces de buscar coyun tu ra para volver a ocuparlos y reconstruirlos. Así lograron que en 1899 se les cediese el convento de Ubrique; lo p ropio sucedió con el de Có rdoba, cuya espaciosa iglesia y casa seguían en pie y de que tom a ron posesión en 1903, iniciando luego las obras de re­ forma y reconstrucción. 142. Fue aumen tando también la provincia en personal, de modo que en 1910 p resentaba esta estadística: 6 conven­ tos, 53 sacerdotes, 25 clérigos, 39 hermanos y un total de 117 93

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