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Fundaciones y evolución de los capuchinos dación de La Coruña, levantando poco después casa y capilla provisionales; en 1921 se logra fundar también en Santander, y dos años más tarde, 1923, en la industriosa Gijón. Por último, en 1928 se consigue establecerse en Ribadeo (Lugo), que nun­ ca pasó de residencia. Aparte de esa expansión territorial, au­ mentan las vocaciones y el personal, con el que Castilla puede atender a las necesidades de la provincia y de las misiones. Al final de 1928 contaba 10 conventos, 140 sacerdotes, 74 cléri­ gos, 81 hermanos y 295 religiosos, junto con 24 novicios y 114 alumnos en la Escuela Seráfica. 133. Con esos conventos y algo más de personal ocurre en España, el 14 de abril de 1931, la implantación de la república, nueva etapa en la vida de las comunidades religiosas. A media­ dos del siguiente mayo tiene lugar el bochornoso suceso de la quema de conventos e iglesias en bastantes ciudades españolas. Por fortuna nada desagradable sucede en los de Castilla, excep­ ción hecha de La Coruña, cuya casa y capilla fueron incendia­ das por las turbas. Ese año y los siguientes son de vida angustiosa y precaria. En previsión de lamentables sucesos y mirando a conservar la vocación de los religiosos y especialmente la de los niños será­ ficos o seminaristas, se tomó y preparó en Barcelos (Portugal) (28 agosto 1934) una casa a propósito y más tarde otras dos: Ponte de Lima (17 julio 1936) y Oporto (8 septiembre 1937). 134. El 18 de julio de 1936, estallaba la guerra civil espa­ ñola con sus imprevisibles consecuencias. La situación de la provincia en aquel entonces queda reflejada en estos datos: 11 conventos, 164 sacerdotes, 65 clérigos, 85 hermanos, 314 pro­ fesos, con 15 novicios y 178 alumnos seráficos. En esos años de nuestra guerra, 1936-1939, estuvieron bajo el dominio republicano los conventos de Madrid, El Pardo, Gijón, Santander, Montehano y Bilbao. Ninguno fue quemado ni destruido pero los desperfectos fueron incontables 89

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