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Los Capuchinos en la Península Ibérica 1877) por la que se le autorizaba a establecer en él una comu nidad de capuchinos. Hechos los oportunos preparativos, el 19 de marzo tomaban posesión de dicho convento, se consti tuía la primera comunidad un mes después y la instalación definitiva se hacía a mediados de julio. Al mismo tiempo que para Antequera se hicieron las gestiones para hacer lo propio en el convento de Sanlúcar de Barrameda. Aunque resultaron más laboriosas, al fin se obtuvo la real orden (18 junio 1877): en noviembre llegaban los pri meros religiosos y el 30 de este mes se inauguraba el convento. Así se inició la restauración de la Orden en España y así fue admitida oficial y legalmente, tanto por parte de las autori dades civiles como eclesiásticas, y los expresados conventos de Antequera y Sanlúcar fueron los dos primeros donde se establecieron los capuchinos para iniciar nueva vida, con nue vo vigor y los mismos altos ideales que habían animado a sus hermanos en aquel lejano 1836. 121. A los mencionados conventos siguieron otros con ex traordinaria rapidez, por este orden cronológico: Montehano (Santander), concedido por real orden (9 enero 1879), del que se tomó posesión el 2 de febrero; el de Masamagrell (1879), el de Arenys de Mar, autorizado por real orden del 11 de julio de 1879; Pamplona (agosto 1879); Fuenterrabía, a fines de este año o comienzos de 1880; a principios de 1879 se ofreció el de León, inaugurado el 8 de diciembre de 1881, y en ese tiempo fueron solicitados los de Solsona (1878) y Astorga (1879), que no tuvieron éxito. 3. Personal de la restauración. 122. Estuvo integrado por elementos de tres procedencias: trece religiosos de Guatemala, otros trece de Bayona y 17 dé antiguos exclaustrados. De entre los primeros no hay duda alguna que destaca la venerable figura del P. Esteban de Adoain; de los procedentes de Bayona, tampoco pueden po- 80
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