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Los Capuchinos en la Península Ibérica Tal proyecto parecía realidad al constituirse en el convento de E l Pardo una comunidad de capuchinos por disposición de la reina Isabel II. Con objeto de que allí se diese culto al Smo. Cristo y, a la vez, se pidiese por los reyes y se atendiese al cuidado espiritual de los fieles, dispusieron que en aquel con­ vento hubiese doce capellanes capuchinos, asistidos éstos por otros cuatro, capuchinos también pero no sacerdotes. Unos y otros debían regirse por un reglamento especial. 111. Todo marchó bien hasta 1860, en que fue elegido comisario apostólico el P. Joaquín Miranda de Madrid. Qui­ zá partiera de él la iniciativa de cambiar la estructura de aque­ lla comunidad para convertirla en Colegio de misioneros, que, ateniéndose a un reglamento especial, atendiesen al culto en la capilla del convento y “ puedan -decía el Patriarca de las Indias- dedicarse al ministerio de la predicación en las iglesias de nuestra jurisdicción y en las que se crea conveniente” . Tal vez lo del Colegio haya parado ahí, en un proyecto, plasma­ do en un reglamento por septiembre de 1864 pero sin ulte­ riores repercusiones. De todos modos, la existencia de aquella comunidad capuchina en el convento de E l Pardo, desde 1850 a 1864 al menos, no puede ponerse en tela de juicio. 112. Por entonces o poco después llegaba a España camino de la Ciudad Eterna el obispo de Puerto Rico, el capuchino Fr. Benigno Carrión. Seguramente que, noticioso de lo que pasaba en E l Pardo, consiguió permiso de los reyes para establecer en nuestra patria un Colegio de misioneros con destino a América. Llegado a Roma, obtuvo asimismo autorización del Papa para erigir en España dos o tres conventos con idéntica finalidad, y, lo que es más aun, el P. General le nombró su comisario con plenas facultades para “ reunir los religiosos dispersos y que lo deseasen, para construir o adaptar conventos y en ellos cons­ tituir comunidades y erigir noviciado en conformidad de'las leyes” . 113. Vuelto el obispo Carrión a España, puso sus ojos en el convento de E l Pardo para la realización de sus proyectos y de- 76

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