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Los Capuchinos en la Península Ibérica predicadores, en tre ellos, el P. Miguel Suárez de Santander, más tarde obispo auxiliar de Zaragoza. Al dar misión en su ciu dad natal, 1790, pidieron los santanderinos la fundación de un convento, que no se llevó a feliz realización, no obstan te las muchas gestiones hechas. 71. Ya para entonce s se advierte en Castilla una notable disminución de personal, de tal modo que, desde 1782 a 1808, se contabilizan 98 religiosos menos, y esa crisis se agudizó du ran te la guerra de la Independencia (1 8 0 8—1814), en que los conventos fueron abandonados y saqueados, especialmente el de El Pardo, y otros incendiados, como los de Salamanca y Toledo, aunque fueron luego reconstruidos, en tan to que los religiosos se vieron obligados a buscar refugio en Andalucía. Todo ello trajo consigo notab le pérdida de vocaciones y o tras lamentables consecuencias, que se dejaron sentir aun con más intensidad du ran te el pe ríodo constitucional ( 1 8 2 0 - 1 8 2 3 ) y años subsiguientes. Y así en 1830 se nos ofrece esta pob re esta dística: 21 conventos, 20 sacerdotes, 109 predicadores, 83 clé rigos, 67 hermanos y un to tal de 239 religiosos profesos. Seis años más tarde ten ía lugar la fatal exclaustración. Finalmente, no debe olvidarse que los religiosos de Casti lla ejercieron asimismo el aposto lado misionero. Primero en Africa: Congo, Arda y Sierra Leona; tamb ién en América: Da- rién, Luisiana y Cuba, en cuya capital establecieron o tro Co legio de misioneros, y colaboraron asimismo en las misiones de o tras provincias, como op o rtu n am e n te se dirá. BIBLIOGRAFIA AMBROSIO DF. VALF.NCINA, Reseña histórica de la provincia capuchina de Andalucía y varones ilustres... I, Sevilla, 1906, 278 ss. ANDRF.S DF. PALAZUF.LO, Convento de capuchinos de Deusto (Bilbao) Ma drid, 1934. 52
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