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Los Capuchinos en la Península Ibérica se otro (17 de enero 1613), que a su vez se dejó por insalubre, comenzando las obras del definitivo en noviembre de 1638; su inauguración tuvo lugar el 9 de octubre de 1650, convento que se hizo célebre, entre otras cosas, por venerarse en la iglesia la bellísima imagen de Cristo yacente en el sepulcro, obra del in­ signe escultor Gregorio de Hernández y donada por Felipe III a los capuchinos. 63. Cuando ya contaban con los cuatro expresados con­ ventos en tierras de Castilla, se presentó ocasión de extenderse a las de Andalucía. La primera ciudad en abrirles las puertas fue Antequera, donde se establecieron el 15 de octubre de 1613. En este año se tomó además la fundación de Salamanca cuya posesión tuvo lugar en la cuaresma de 1614, mientras que la de Granada se efectuaba sólo meses más tarde, el 24 de ju ­ nio. Felipe III , llevado de su afecto a los capuchinos, les con­ cedió además permiso (10 marzo 1616) para poder fundar has­ ta 36 conventos más: 12 en Andalucía y 24 en tierras de ambas Castilla, León, Asturias y Galicia. Hasta esa fecha los mencionados conventos, cinco en Cas­ tilla y dos en Andalucía, estuvieron bajo el gobierno de un Co­ misario general. Por eso y otras razones los religiosos pidieron al Capítulo general de 1618 fuese erigida Castilla en provincia, gracia que les fue concedida, por lo que, a fines de septiembre o primeros de octubre, se tuvo ya el primer Capítulo provin­ cial, siendo elegido superior de Castilla el P. Bernardino de Quintanar. Al siguiente comenzaron a solicitarse nuevas fundaciones de conventos. Las admitidas fueron por este orden: Cubas (Ma­ drid) (3 febrero 1619), Málaga (14 septiembre 1619), Toro (4 octubre 1619), Jaén (22 abril 1621) y Andújar (18 enero 1622). 64. Tres años más tarde, al celebrarse el Capítulo general 48

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