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Aportación Literario-Artística del Capuchino Ibérico ficación y de estilo” . Nada tiene que ver con el supuesto con ceptismo de Vergel la siguiente apreciación que hace este mis mo crítico capuchino: “ De Nuestra Señora dice cosas levanta das y encantadoras; nos describe hermosamente y con muy doctas y nuevas interpretaciones los misterios más señalados de su vida” . 943. Sin embargo, el presbítero y neoclasicista mallorquín Guillermo Ramón no está de acuerdo con la calidad métrica de Alarcón. La juzga así: “ Fuera verdaderamente un vergel muy ameno y delicioso, si á la sublimidad del concepto correspondiese la Armonía de la versificación. Pero los autores ocupados en cosas mayores, no suelen cultivar esta facultad sino para desahogo de sus tareas, y no se paran en la lima” . Modestamente y a pesar de todo, preferimos la forma pri mitiva del soneto alarconiano más que la corrección hecha por el referido autor: Niño, aunque temblays de frío, también se que ardeys de amores; compartid de essos ardores con mi alma, hacedor mío” (Alarcón). “ Niño, si tembláis de frío, también sé que ardéis de amores; repartidme esos ardores de vuestro amor, amor mío” (Guillermo Ramón). 944. Igualmente ponderativo a favor del P. Alarcón se muestra Andrés de Palazuelo. Una mala lectura de la Biografía Hispano-Capuchina (página 108) le hace suponer que la edición de Vergel se realizó en 1591. Dice Palazuelo: “ esas poesías, que agradan, no precisamente por la estructura y sonoridad del verso, sino por la fluidez y la inspiración... Los méritos de dicha obra no hay para qué ponderarlos, ya que 463
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