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Los Capuchinos en la Península Ibérica así por ejemplo, desde la provincia de Valencia, diversos mati ces de la devoción mariana a través de “El propagador de las tres Ave Marías” Totana 1912 y de “El Mensajero de María” Totana 1912, suplemento de la anterior. Otra devoción popu lar muy atendida ha sido la de san Antonio de Padua; así vemos urgir el “Boletín Antoniano” Palma 1918 (Revista an- toniana), “El Mensajero de san Antonio” Zaragoza 1930, que sigue conociendo una tirada importante. Más tarde apareció “El Santo” Santander 1941, de tamaño reducido, pero de gran ambición y que fue produciendo un gran impacto. 938. g) Ninguna provincia hispánica intuyó la necesidad de programar el apostolado de la prensa mejor que la de Cata luña, y en concreto, el Padre Miguel de Esplugas. Sin dejar de acariciar la labor de las revistas de divulgación, fue maduran do aspiraciones más elevadas y dio cuerpo a dos iniciativas todavía vigentes. Nos estamos refiriendo a Estudios Francisca nos y a Criterion. La primera apareció en Barcelona en 1907; hasta 1911 fue publicada como revista de lucha y de vanguar dia, tanto o más que de cultura, según la mente del fundador. Desde 1912 conoció una moderada transición ideológica y una fuerte atención al tema espiritual. En la década de 1920 llegó a una gran madurez, superando la situación ilógica de pensar en un idioma y de escribir en otro. Como hemos insi nuado para otras, la guerra de 1936 la redujo a pavesas. Sin embargo, los superiores vieron que no era posible dejar enterra da una revista de reconocida historia en el campo cultual y en el franciscano. Por eso, en 1948 se recomenzó la publica ción, aunque con bases mucho más amplias, como órgano cul tural de todas las provincias hispánicas. 939. Junto a esta hermana mayor, se debe recordar otras iniciativas dignas de elogio. Así, la de los profesores que pu blicaron la revista Lecároz 1923, como órgano de la asocia ción de alumnos del colegio del mismo nombre, pero con estudios científicos, de literatura y bellas artes, incluso depor tivos y por supuesto de música. Conoció momentos de eleva ción, pero también grandes silencios, suplidos por el boletín 456
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