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Los Capuchinos en la Península Ibérica ciones y sirvió a numerosos sacerdotes para orientarles en di­ cho ministerio. Presenta con cierta sagacidad la materia del cuarto mandamiento, en lo referente a padres, maestros y otros estados civiles y religiosos, ayos de niños y maestras de niñas. A los grandes señores les interpela si abusan con impo­ siciones tributarias, si tratan mal a jornaleros y mercenarios, mirando a llenar las bolsas y sin dolerles la pérdida y destruc­ ción de los pobres vasallos; cómo cobran por razón del lucro cesante y del daño emergente. A quienes habitan en palacios y casas de señores, recuerda el régimen de autoridad y obedien­ cia, de servicio y de trato sin lisonja. Estas alusiones no podrán menos de parecer suscintas, comparadas con los tratados que dedica a comedias, toros, bailes, naipes y trajes, siempre col­ mados de pecado. 913. A final del siglo XIX aparecía un tratamiento nuevo del tema social en consonancia con los tiempos. El conspicuo religioso José Calasanz de Llevaneras, luego cardenal Vives y Tutó, analizaría en su conocido compendio de teología moral las obligaciones de dueños y criados, terminando la materia con esta anotación: La cesación general de trabajo (huelga, gréves, scioperi) son muchísimas veces ilícitas, porque se orga­ nizan no raramente por mandato de sociedades masónicas. Los obreros deben comportarse pasivamente y deben apartar­ se de aquellas sociedades, que sin saberlo los socios son instru­ mentos de la revolución e hijas de sectas internacionales, del socialismo, etc. 914. No son más que pocos testimonios de teorizantes, pero pueden resultar significativas para apreciar la teoría que aprendían los religiosos para prepararse al ministerio o para moverse en el mismo. Es obvio, los seguidores del Padre Corella o del Padre Jaén se movían en la atmósfera propia del antiguo régimen, nada halagüeña ni bonancible, ya que desa­ tó la revolución y el siglo del liberalismo. 4 .—Obras sociales durante el antiguo régimen 915. Creemos que los capuchinos hispánicos se mantuvie­ ron en una línea pura de evangelización, concentrando su ac- 444

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